Hace poco que Facebook celebraba su décimo aniversario. El gigante de las redes sociales ha vivido una gran transformación durante esa década, pero quizás el elemento más interesante de su evolución ha sido cómo se ha adaptado para hacer frente a las formas en las que consumimos contenidos de vídeo, además de la manera en que el propio Facebook está acelerando esos cambios.
Un servicio que se centra, fundamentalmente, en la comunicación de nuevas experiencias y en “compartir” (tal como afirma su creador, Mark Zuckerberg), Facebook ha tenido que lidiar con la cambiante naturaleza de qué es lo que buscamos compartir. Durante el tiempo de vida de Facebook, Internet ha pasado de ser una herramienta de entretenimiento a ser destino de contenidos originales y de nuevas experiencias de televisión. Experiencias que queremos comentar y “socializar”. En los últimos años, en concreto, ha surgido una oleada de contenidos de IPTV, multipantalla, motivados en parte por el auge de servicios de vídeo bajo demanda como Magine TV o Wuaki TV.
Pero con más contenidos que nunca compitiendo por nuestra atención, los más de 18 millones de usuarios españoles de Facebook atestiguan el éxito de la compañía en su lucha por mantener su relevancia en nuestras vidas, fundamentalmente insertándose en el discurso televisivo. Con la visualización de contenidos online y el crecimiento del número de dispositivos conectados que hacen aumentar la cantidad de televisión que vemos realmente, Facebook no ha tenido más opción que adoptar una estrategia para televisión, especialmente porque su plataforma rival, Twitter, ha irrumpido con fuerza en la guerra por la segunda pantalla como el mayor foro en tiempo real para comentar los contenidos televisivos.
Con esta situación, Facebook ha hecho algo más que reaccionar ante el crecimiento del vídeo online. Ha ayudado a dirigir el crecimiento en su consumo. Sus acuerdos con compañías como Netflix han ayudado a aumentar la experiencia televisiva, haciendo más fácil para los usuarios compartir lo que han visto y descubrir lo que han visto sus amigos. La plataforma también ha hecho historia en el ámbito de la televisión, con eventos como la emisión en directo a través de Facebook de un partido de la FA Cup del fútbol inglés, seguido por más de 200.000 fans, siendo un partido que nunca habría sido emitido por televisión.
Como plataforma que cada vez destaca más por ser lugar de descubrimiento de contenidos, la capacidad de Facebook para ofrecer nuevas y persuasivas vías de acceso al vídeo online será clave. Facebook puede estar dominando la referencia de tráfico online, pero las redes sociales son un espacio volátil y ya nos estamos acostumbrando a leer historias sobre la “fatiga de Facebook”. La compañía ha ayudado a alterar el ámbito televisivo, pero debe continuar siendo relevante para una industria a cuya transformación ha contribuido.
Con cifras como las que demuestran que el tiempo dedicado a medios digitales sobrepasó el año pasado al tiempo dedicado a la televisión, Facebook necesita en última instancia capitalizar su mayor activo: el alcance, y el conocimiento del usuario que permite ese alcance. Es más, un informe filtrado el año pasado revelaba las intenciones de la compañía de aprovechar su capacidad inigualable para llegar a públicos objetivos y la propiedad de la plataforma más atractiva (su hilo de noticias), y ya ha comenzado a poner los datos a disposición de las cadenas de televisión.
Sobre todo, Facebook debe continuar haciendo seguimiento de los cambiantes hábitos de los consumidores. Vine, la app de Twitter, por ejemplo, que está celebrando su primer año de vida, ha sido pionero en la edición e intercambio de vídeos, permitiendo a Twitter capitalizar el creciente interés por los vídeos generados por los usuarios. Esta receptividad del cambio en el consumidor será clave para la supervivencia de Facebook.
Pero la televisión también necesita las redes sociales. Los medios sociales no sólo están cambiando el consumo de vídeo, el descubrimiento de contenidos y su distribución. Los responsables de programación de contenidos reconocen el valor de producir programas que generen conversaciones online (pensemos en el caso de Breaking Bad). No sería descabellado ver crecer la influencia de las redes sociales en la propia programación, de la mano de un amplio grupo de nuevas herramientas de compañías como Facebook. No en vano, las redes sociales se esfuerzan por hacer más fácil las tareas de compartir, participar y descubrir los mejores contenidos televisivos.
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