El spam generó 276 millones de dólares durante los últimos 12 meses
La economía sumergida de los ciberdelincuentes ha madurado hasta convertirse en un mercado global muy eficiente.
El informe de Symantec sobre Economía Sumergida detalla cómo la actividad de los spammers y ciberdelincuentes se ha convertido en un negocio rentable que mueve millones de dólares.
El valor total de todos los bienes anunciados en los servidores de economía sumergida durante los 12 meses que recoge el informe, desde julio de 2007 hasta junio de 2008, asciende a 276 millones de dólares. Este dato ha sido determinado calculando los precios reales de los bienes y servicios, y midiendo cuánto podrían ganar los anunciantes si ellos vendieran todo su inventario.
La información sobre tarjetas de crédito ha sido la categoría más anunciada dentro de este mercado, acaparando un 31 por ciento del total de todos los anuncios. Symantec ha estimado que de cada tarjeta de crédito vendida por entre 0,10 y 25 dólares, se ha extraído de media unos 4.000 dólares. Sumando el valor potencial de todas las tarjetas de crédito anunciadas se consiguieron unos 5.300 millones de dólares. Además, la información sobre tarjetas de crédito se vende al por mayor, con descuentos o números gratis si se compran grandes cantidades.
Las cuentas bancarias son la segunda categoría de bienes y servicios más anunciados, con un 20 por ciento del total. El precio de venta de cada cuenta oscila entre 10 y 1000 dólares, pero los ciberdelincuentes llegan a extraer hasta 40.000 dólares. Symantec asegura que la información sobre cuentas bancarias es popular” gracias a su alto potencial para realizar pagos y la velocidad a la que éstos pueden ser realizados”. Según la compañía, se puede retirar efectivo de las cuentas bancarias desde localizaciones imposibles de trazar en menos de 15 minutos.
La ubicación de la economía sumergida varía geográficamente coin mucha rapidez. Durante el periodo analizado, el mayor número de servidores se situó en Norteamérica, con un 45 por ciento del total. El resto se dividió entre la región EMEA, con un 38 por ciento, el 12 por ciento en Asia Pacífico y un 5 por ciento en Latinoamérica.