En un principio choca saber que el sensor de 41 MP del 1020 es menor que el del 808. En concreto el primero utiliza un sensor de 2/3″ y el segundo de 1/1,2″, lo que supone unos píxeles de 1,12 micras y 1,34 micras respectivamente. Teniendo en cuenta el tamaño de los sensores habituales de los smartphones es una mejora sustancial, pero podría parecer que el del 808 es mejor.
Esto no es así del todo, ya que el 1020 utiliza retroiluminación en lugar de iluminación frontal, por lo que mejora bastante su captación de luz. Esto consigue que en definitiva la imagen resulte mejor y pueda además captar mucho más luz y ofrecer menos ruido con poca iluminación.
Además, al tener un sensor algo más pequeño, se consigue que el terminal sea más fino y tenga estabilización óptica de imagen integrada sin que la cámara sobresalga demasiado, como ocurría en el 808.
Su apertura F/2.2 se mantiene además constante a pesar del zoom, que en este caso es de 25-69mm para fotos y 25-100mm para vídeo. Tenemos por tanto una cámara muy a tener en cuenta en un smartphone que, a pesar de que en algunos aspecto se queda un poco corto, en otros es realmente capaz y podría darle un buen empujón a WP8.
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