Cuando un dispositivo es delgado, ancho y largo, comenzamos a correr el riesgo de que una presión excesiva ejercida sobre los puntos adecuados termine por hacer que la estructura y la carcasa cedan y el conjunto termine doblándose.
Es lo que sucedió con algunas unidades del iPhone 6 Plus, dando lugar al “bendgate” (por bend, en inglés “doblar”, y el sufijo que se aplica a casi todos los escándalos tras el Watergate) puesto que algunos usuarios comprobaron para su sorpresa (y pronto para la del resto del mundo) que efectivamente, el smartphone se doblaba.
Ahora tras unas pruebas efectuadas sobre la variante más singular del terminal estrella de Samsung, el Galaxy S6 Edge, se ha comprobado que este móvil también se dobla, y no solo eso sino que sucede cuando se ejerce la misma presión que consigue doblar al iPhone 6 Plus y lo que es peor, que incluso deja de funcionar antes, puesto que el phablet Apple era capaz de seguir funcionando con normalidad a pesar de estar doblado.
Según las comprobaciones realizadas por los expertos de Square Trade el peso máximo soportado por ambos dispositivos es de 50 kilos antes de doblarse mientras que el S6 Edge deja de funcionar cuando llega a los 77 kilos mientras que el 6 Plus es capaz de seguir trabajando hasta llegar a los 81 kilos.
En su momento echamos unas risas con el anuncio en el que Samsung aprovechaba la capacidad para doblarse de los iPhone, pero ahora les toca a ellos inclinarse.
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