El reto de la colaboración pública y privada en los centros contra el cibercrimen
Se plantean grandes desafíos en el intercambio de información con transparencia para aumentar la eficacia en la protección global.
El pasado mes de febrero salían a la luz nuevos datos sobre el crecimiento del crimen cibernético mundial en el sector servicios.
El sector minorista ha sido el objetivo prioritario de los ciberdelincuentes en 2012 y, por primera vez en 3 años, encabeza la lista de los afectados por el robo de datos, según un informe de Trustwave.
Entre las organizaciones víctimas, solo un 24% han logrado detectar por sí mismas los ataques. La creación de centros nacionales contra el cibrecrimen es una tendencia al alza en todos los gobiernos y se extienden las alianzas a nivel regional también.
Europa acaba de inaugurar el Centro Europeo del Cibercrimen y Asia demanda la necesidad de una central de control similar para aumentar la eficacia en la protección de los gobiernos, las empresas y los usuarios frente a las amenazas.
“La ciberseguridad no es una responsabilidad limitada ya sea del sector público o privado, sino una responsabilidad compartida que tiene un impacto significativo en los sistemas nacionales y las organizaciones privadas”, ha puesto de manifiesto Paul Black, director del Departamento de Riesgos de la compañía de seguridad Verizon, como informa ZDNet.
Pero parece que los centros contra el cibercrimen se vuelcan en la protección de los sistemas de gobierno y las infraestructuras críticas, dejando en un segundo plano al sector privado.
Surge la necesidad de una verdadera colaboración pública y privada que plantea desafíos en cuanto al intercambio de datos e información con transparencia. Los gobiernos deben crear grupos independientes de expertos y poner en marcha políticas adecuadas para compartir el conocimiento libremente con la industria.