Tesla ha presentado la primera remodelación de uno de sus vehículos y más allá de un espectacular nuevo interior y unos sutiles cambios exteriores lo más impactante es el notable aumento de la autonomía máxima y una velocidad máxima más cercana a un Fórmula 1 que a cualquier otro vehículo de gran producción.
Este año el Tesla Model S 9 velas en su tarta de cumpleaños y hasta ahora no había recibido un restyling tan importante. Habitualmente en el mundo de la automoción antes de que un modelo sufra una evolución y un cambio de generación pasa por uno o dos rediseños. Modificaciones más o menos discretas pero que marcan sutiles diferencias con el modelo precedente. En esta ocasión los cambios introducidos en los nuevos Model S son poco llamativos. Sólo el ojo bien entrenado podrá apreciar las diferencias principalmente en la parte inferior de los faldones delantero y trasero.
Pero es en el interior donde realmente se nota una diferencia tal que casi podríamos pensar que se trata de un modelo nuevo.
Todo el salpicadero ha recibido un completo y profundo rediseño en el que resaltan la nueva pantalla y el nuevo volante. La pantalla, de 17 pulgadas, cambia su orientación vertical por una horizontal, junto con una reubicación que entronca con la disposición en los Model 3 y Model Y. Con esto desaparecen también los escasos controles disponibles en la parte central del salpicadero, una pantalla de 12,3 pulgadas.
Pero lo que más llama la atención es el nuevo volante, que deja de tener la forma más o menos circular habitual por una configuración que se asemeja más a los mandos de un avión o un coche de carreras. Cambiando la circunferencia por un rectángulo, son mínimos los mandos que hay ahora alrededor de las manos del conductor, apenas un par de ellos en el interior del volante. Por su parte, el segmento superior del volante pareciera haber desaparecido, con lo que también queda más despejada la visión del cuadro de instrumentos situado frente al conductor.
Y hay más novedades en el interior. Una de ellas es la ubicación de una nueva pantalla de 8 pulgadas entre los dos asientos delanteros, de forma que los pasajeros dispongan de una propia con resolución 2200×1300 píxeles. Por otro lado se ha instalado un nuevo y más amplio techo panorámico de cristal reforzado. Este cubre la práctica totalidad de la parte superior del automóvil. Este cristal presenta protección contra radiación ultravioleta e infrarroja.
Hay dos novedades que no son tan notables pero marcan la diferencia, tanto con los Model S anteriores como con la competencia: autonomía y velocidad.
La autonomía (según modelos) oscila ahora entre los 630 y los 830 kms y la velocidad máxima oscila entre los 250 y los 320 km/h. Unas cifras al alcance de muy pocos vehículos, especialmente fuera del ámbito de los superdeportivos.
Desaparece la versión Performance y el catálogo queda compuesto de la siguiente manera:
Esto se debe a un completo rediseño de los módulos de baterías, que además pasan a ser las mismas que montan los Model X. La mejora también se beneficia de las tecnologías incorporadas a modelos más recientes, los Model 3 y Model Y, que mejoran la eficiencia.
Los precios (sin incentivos ni descuentos) respectivamente para estos tres modelos son $79.900, $119.900 y $139.000 sin contar con otros extras y accesorios. Tesla ha anunciado que la fabricación comienza durante el primer trimestre de 2021.
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