El rendimiento de los sistemas tecnológicos, clave para la resiliencia de las entidades financieras
La española Orizon valora la oportunidad del reglamento europeo DORA para evolucionar hacia “un modelo de eficiencia, de servicio y control del rendimiento en base a KPIs relevantes para el negocio”.
El año que viene entrará en vigor el reglamento DORA (Digital Operational Resilience Act), dirigido a entidades financieras que operan en la Unión Europea para asegurar la prestación de servicios en condiciones adversas.
La tecnológica española Orizon cree que esto abre una oportunidad única para dimensionar el valor del rendimiento de los sistemas tecnológicos, algo que considera clave para lograr la esperada resiliencia.
Actualmente el sistema financiero sufre problemas de software, algo que habría empeorado el salto a la nube. Y es que, según datos aportados por Orizon, las migraciones y la complejidad del cloud computing han causado sobrecostes inesperados de alrededor del 45 % en los presupuestos tecnológicos. Además, 8 de cada 10 empresas no han conseguido alcanzar sus objetivos.
La resiliencia operativa a nivel financiero supone, más allá de gestionar el riesgo, mantener controlados indicadores clave de rendimiento (KPI) como el tiempo de respuesta, la disponibilidad o el cumplimiento por parte de proveedores externos.
Todo esto estaría condicionado por el el software, al que le falta de calidad a nivel de desarrollo y mantenimiento. Orizon desvela que un 30-40 % del gasto en TI en el sector financiero va dirigido a esta partida y que la mitad de los componentes técnicos presenta mala praxis en cuestión de desarrollo y mantenimiento.
En palabras de Ángel Pineda, CEO de Orizon, la “mejora continua del rendimiento responde justamente al objetivo capital de la normativa DORA, que el sector financiero sea resiliente y capaz de ofrecer servicios de alta calidad en todo tipo de circunstancias y, además, en un contexto de control de costes”.
Así, “el entorno financiero tiene la oportunidad y la necesidad de evolucionar desde un modelo clásico de gobierno TI, eminentemente funcional y reactivo, es decir, basado en incidencias”, describe, “a un modelo de eficiencia, de servicio y control del rendimiento en base a KPIs relevantes para el negocio”.