El Proyecto Sardana acerca la fibra óptica de 10 Gbps a Europa
Con inversiones mínimas, un grupo de investigadores propone cambios en las redes actuales para pasar del método de multiplexación TDM al WDM y ofrecer mayores anchos de banda incluso en las zonas rurales.
Un equipo formado por investigadores universitarios y de Institutos especializados, proveedores de equipos y un operador de telecomunicaciones cuyas andanzas están siendo financiadas por la Comisión Europea ha llegado a la conclusión de que incluso las zonas rurales del continente podrían obtener acceso barato a Internet de 10 Gbps. Eso sí, para ello los proveedores de servicio deberían modificar sus redes de fibra hasta el hogar FTTH hasta conferirles una estructura basada en anillos.
Se trata del Proyecto Sardana, que toma su nombre de la frase “scalable advanced ring-based passive dense access network architecture”, algo así como una arquitectura de red de acceso densa, pasiva, anular, avanzada y escalable.
A día de hoy, las redes que llegan hasta los hogares, las denominadas redes ópticas pasivas (PONs) presentan una estructura de árbol con la funcionalidad telefónica actuando como punto central y el método de multiplexación TDM turnando señales como sub-canales. Sin embargo, la alternativa de los investigadores supone crear varios árboles pequeños que se ramifican desde un anillo principal hasta los usuarios finales.
Este anillo trasmitiría las señales de forma bidireccional desde la ubicación central utilizando multiplexación por división de tiempo (WDM), un método que sí permitiría transportar simultáneamente en la misma fibra óptica varias señales con diferentes longitudes de onda, proteger la red de caídas y satisfacer la creciente demanda de mayor ancho de banda.
“Utilizar WDM en el anillo significa que se puede multiplicar el ancho de banda en 40 longitudes de onda de modo que los usuarios individuales pueden disfrutar de 1 Gbps: no sólo en una dirección, sino en ambas direcciones”, explica el responsable del Grupo de Comunicaciones Ópticas de la Universitat Politècnica de Catalunya, el profesor Josep Prat, “Esto podría abrir la puerta a aplicaciones completamente nuevas que hoy simplemente no son posibles, tales como videoconferencia de alta definición.”
Otra ventaja es el coste adicional relativamente bajo que supone implementar la nueva tecnología, ya que la actualización de componentes se puede realizar a poco precio. “La arquitectura es completamente pasiva, puede ser enterrada por completo bajo tierra y no requiere ningún mantenimiento”, señala Prat. Gran parte de la infraestructura ya está ahí: los anillos existen en las áreas metropolitanas y los árboles son muy utilizados, a pesar de que actualmente trabajan con tecnología de transmisión muy diferente”.
El proyecto todavía sigue en fase de experimentación, pero ya ha suscitado el interés de varias operadoras en Europa, Estados Unidos y China.