¿El principio del fin del viejo SIMO?
Especial desde IFEMA
Es prácticamente el cuento que todos los periodistas con años en el sector cuentan a los nuevos: antes, SIMO era una feria multitudinaria. Su apagado, sorprendente, en 2008 supuso una especie de golpe mortal para la feria que ellos conocían. Lo de multitudinaria se ha quedado atrás y el público se ha reducido de forma considerable.
Según la organización del evento, y tal y como explica en todos los encuentros con medios de comunicación, no fue más que la catarsis necesaria para el renacer de un evento totalmente diferente. Más profesional, con menos abuelos y niños en los pasillos y en el que se pudiesen cerrar verdaderas oportunidades de negocio. Por tanto, menos aglomeraciones en los pasillos: la feria se ha targeteado.
SIMO ha ido bailando por diferentes pabellones de IFEMA desde que se inauguró la nueva era. En su primer año de la era post-excesos del consumo, ocupó dos pabellones del recinto ferial madrileño, uno dedicado en exclusiva al gran lanzamiento de entonces (Windows 7). Tras ese año, la feria se limitó a un único pabellón, con algunas extensiones en jornadas y ruedas de prensa en el centro de convenciones norte.
En la edición de este año, SIMO Network ocupa el pabellón siete de IFEMA, con los grandes despliegues del pabellón de la Escuela de Organización Industrial (EOI), con un potente e inmenso stand que es uno de los más llamativos de la feria, o de Rusia, el país invitado. Los grandes partners oficiales de la feria han optado en algunos casos por espacios mucho más discretos que en ediciones anteriores, como Sage. Otros, como HP, sí han hecho un despliegue importante en espacio aunque bastante lejos de los excesos habituales en otras ferias.
Aún así, los nombres más habituales de la feria son pequeñas empresas tech, especialmente compañías del canal de distribución. Ninguna de las grandes operadoras de telecomunicaciones están presentes en SIMO. Tampoco sus competidoras de menor tamaño. De los grandes fabricantes, sólo HP está presente en la feria. Microsoft, otra de las grandes firmas del mercado TIC, ha optado por el stand discreto.Ninguna de las grandes empresas de internet están en SIMO Network. Ningún Google se ha asomado a la feria. A pesar de que el futuro de las nuevas tecnologías pasa sin excusas por ellas.
En la agenda no hay muchos lanzamientos, casi ni hay ruedas de prensa y la actualidad informativa se ha focalizado. La cobertura de la feria ha acabado en manos casi únicas de los medios especializados y, en los generalistas, la guerra de tablets y el lanzamiento del iPhone 4S han oscurecido cualquier titular relacionado con SIMO Network.
¿Es esta la prueba definitiva de que SIMO, al menos el viejo SIMO, ha muerto? Varios son los asistentes que han comentado que la feria ha decrecido. En uno de los servicios de cafetería han llegado a recordar, mientras ponían un café, los años en los que la feria obligaba a lanzar un millar de menús al mediodía y las colas para llegar a la barra eran masivas. Ahora, conseguir un café a cualquier hora en la feria no es muy complicado y, hasta que Liber no arrancó en el pabellón 6, la hora de la comida tampoco obligaba a enfrentarse a colas de antología.
La feria, al menos en sus objetivos, se ha profesionalizado. Algún abuelo roba bolis continúa dejándose ver por los pasillos, aunque la desaparición casi total y absoluta del merchandising (una feria profesional no requiere al fin y al cabo de semejante despliegue de regalos) ha reducido drásticamente la presencia de espontáneos. ¿Es la aligerización de los pasillos y la ausencia de grandes masas una demostración de esa profesionalización más que el de la falta que algo que contar? ¿Ha cambiado SIMO no sólo en sus objetivos sino también en el tipo de empresa que la utiliza como escaparate, pasando de las grandes y las pequeñas a dejar más de lado a las grandes firmas que no requieren tantas ventanas de presentación de productos?
Uno de los expositores comentaba que sí vienen a SIMO Network a hacer negocio y que sí se sacan contratos de la feria. Estar aquí tiene un coste, explicaba uno de los directivos de Partner Tech, y si no se hiciese negocio, ya habrían apagado el chiringuito.