El mayor problema actual para una implantación masiva de las unidades de estado sólido como estándar en el almacenamiento de consumo, radica en la diferencia de precio por GB frente al disco duro tradicional.
Para los responsables de Samsung la igualdad de precio es “sólo cuestión de tiempo” y se producirá a medida que baja el precio de la memoria flash, lo que ha ocurrido en los últimos años a un ritmo del 40/50/60% anual.
Brian Beard, responsable de unidades flash en Samsung Semiconductor, explica que la diferencia de coste en la fabricación viene derivada por sus características internas: “Un disco duro tiene un coste fijo entre 40/50 dólares para el eje, motores, circuito impreso o cables. Aumentar su capacidad o velocidad de rotación no añade un gasto exponencial a la unidad” indica Beard.
Por el contrario, el coste fijo de las SSDs aunque es menor, se duplica prácticamente al doblar la capacidad, por lo que el precio final lo marca habitualmente la cantidad de memoria flash utilizada.
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CNET
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