Vale, no todo el software libre es abierto, pero al menos es un buen punto de partida que el gobierno francés haya elegido que los servicios públicos para la educación se decanten antes por el software gratuito que el de pago, lo cual tiene muchas ventajas.
Esto también abre la veda a software que, aún siendo gratuito pueda estar de alguna forma “subvencionado” por los usuarios a base de publicidad de algún tipo o de otros servicios. Si recordamos los acuerdos de la NSA estadounidense con Apple, Google y Microsoft, entre otras, para tener acceso a esa información, la verdad es que uno se queda algo paranoico si no hay un acceso total al código.
Pero paranoias a parte, este proyecto de ley facilitará el uso de tecnología gratuita en las aulas, para los estudiantes que vayan luego a formar parte de las empresas. Esto permitirá que la industria se vaya acostumbrando de esta forma a que poco a poco vayan adoptando tecnologías de bajo coste o gratuitas.
Sin embargo, la organización April, defensora del software libre, cree que todavía queda mucho por hacer, y que esta preferencia por el software libre debe llevarse no sólo a la educación sino a todos los estamentos públicos, para rebajar el gasto y hacer el uso de la información más transparente y no tan dependiente de empresas privadas.
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