Tras años de trabajo, propuestas, campañas y debate, al final las nuevas normas europeas sobre derechos de autor en internet han pasado el corte del Parlamento Europeo.
El pleno aprobó el texto de la controvertida directiva sobre el copyright digital, incluyendo los famosos artículos 11 (ahora 15) y 13 (ahora 17), con un total de 348 votos a favor. En contra votaron 274 diputados comunitarios. Otros 36 se abstuvieron.
El alemán Axel Voss, ponente parlamentario del texto y miembro del PPE, ha celebrado la aprobación de una ley que, según defiende, “protege el sustento de las personas, salvaguarda la democracia al defender un panorama mediático diverso, refuerza la libertad de expresión y fomenta la creación de empresas y el desarrollo tecnológico”.
Con el sí ya dado, desde la Cámara han querido destacar varios de los puntos que introduce la normativa, empezando por el hecho de que el negocio de servicios tan populares como Google News, YouTube y Facebook se verá impactado por los cambios al tener que compartir sus ingresos con artistas, desde músicos a intérpretes, o guionistas, periodistas y editores. Esto es, con los titulares de los derechos de autor, a cambio del uso online de sus obras. Los editores podrán negociar con los agregadores en nombre de sus periodistas. Y los autores también podrían reclamar una remuneración a quien explota sus derechos.
Por otro lado, con esta normativa las plataformas de internet se convierten en responsables directas del contenido que alojan y van subiendo los usuarios. Hasta ahora funcionaban retirando contenido protegido si así se les requería.
Quedarían excluidos memes y GIFs, al caer dentro de la categoría de contenido que se comparte con intención de “citar, criticar, reseñar, caricaturizar, parodiar o imitar”. Se ha acordado autorizar el uso de fragmentos de artículos si son “muy breves”. Y, en tercer lugar, las contribuciones a la Wikipedia o GitHub, como enciclopedia sin fines comerciales y plataforma de software open source, se quedan también al margen.
En este sentido, el Parlamento Europeo cree que la libertad de expresión sigue garantizada, a pesar de las quejas de activistas y compañías de internet.
Mientras tanto, las denominadas empresas emergentes o startups vivirán sujetas a “requisitos menos estrictos”.
Tras el visto bueno del Parlamento, quedan algunos pasos más para la aplicación de la directiva. Falta su adopción formal por el Consejo de la Unión Europea. Y los países miembros tendrán un plazo de 24 meses para la transposición a sus legislaciones.
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