El negocio invisible: móvil y la nube
Amit Singh, presidente de Google for Work, reflexiona sobre las ventajas de la fórmula que integra lo móvil y la nube.
Uno de los acontecimientos más emocionantes de la actualidad es la convergencia de distintas tecnologías y tendencias. Cualquier tendencia o avance tecnológico ya es interesante e incluso importante de por sí. Pero si, además, se suma a otras tendencias y avances, el resultado puede cambiar drásticamente nuestra manera de hacer las cosas.
Netflix es un buen ejemplo. La empresa aprovechó el uso generalizado de la banda ancha y de los dispositivos móviles inteligentes, así como de unas recomendaciones algorítmicas de primera y una estrategia de contenidos expansiva, para ofrecer a un gran número de usuarios sus contenidos favoritos. Netflix acaba de anunciar que tiene más de 65 millones de suscriptores.
Hay otros muchos ejemplos de nuevas y mejores maneras de enfocar los problemas actuales. Como bien ha señalado recientemente Tom Goodwin, vicepresidente de Havas Media: «Uber, la mayor empresa de servicios de taxi del mundo, no dispone de vehículos en propiedad. Facebook, el propietario de contenidos multimedia más famoso del mundo, no crea contenidos. Alibaba, el negocio minorista más próspero, no tiene existencias. Y Airbnb, el principal proveedor de servicios de alojamiento del mundo, no posee bienes inmuebles. Algo interesante está pasando.»
Todas estas empresas se han servido de la convergencia de varias tendencias y avances tecnológicos para lograr algo espectacular.
En mi opinión, entre los factores del cambio se cuentan el crecimiento tecnológico exponencial y la igualdad de oportunidades, así como la aparición de plataformas gratuitas en la nube, rápidas, seguras y fáciles de utilizar. La confluencia de estas tendencias se traduce en una efectiva fórmula de crecimiento económico acelerado: móvil y la nube.
Sabemos que el futuro de la informática reside en las plataformas móviles. Hay 2.100 millones de altas de teléfonos móviles inteligentes en el mundo, un número que aumentó un 23% el año pasado.
Dedicamos mucho tiempo a nuestros dispositivos móviles. Desde 2014, la mayor parte del tráfico de Internet no se atribuye a los ordenadores de sobremesa, sino a los dispositivos móviles. Las empresas punteras desarrollan primordialmente soluciones móviles para llegar a sus usuarios y clientes, porque es en este tipo de plataformas donde estamos todos.
Por otro lado, el coste de los sistemas informáticos se ha reducido exponencialmente, y ahora, gracias a la nube, cualquiera tiene acceso a recursos informáticos y de almacenamiento a gran escala, pagando solo por su uso. Las empresas pueden comenzar su actividad contratando un servicio de alojamiento de datos e infraestructura en la nube por muy poco dinero.
De ahí parte la fórmula «móvil y la nube». Se pueden utilizar las plataformas móviles para llegar a los clientes y la informática en la nube para impulsar el negocio: un negocio a mayor escala, que se beneficie automáticamente de la curva de crecimiento exponencial de la tecnología.
La creciente capacidad informática y la reducción de los costes llevan aparejados el aumento de la capacidad de las plataformas en la nube y la ampliación del mercado de los servicios móviles. En este contexto, los cambios tecnológicos constituyen una oportunidad.
La nube invita a cambiar de mentalidad
Snapchat es uno de los mejores ejemplos de todo esto. La empresa, que se fundó en 2011, satisfizo sus necesidades de infraestructura en la nube y se centró implacablemente en las plataformas móviles. Solo 4 años después, Snapchat tiene más de 100 millones de usuarios activos al día, y estos intercambian más de 8.000 fotos por segundo.
La fascinante fórmula «móvil y la nube» plantea ciertas dificultades a los operadores consolidados. Según un estudio de IBM, algunas empresas dedican nada menos que el 80% de sus presupuestos informáticos al mantenimiento de sistemas heredados, como los servidores in situ.
Para estas empresas, los cambios tecnológicos constituyen una amenaza. Los sistemas heredados no permiten disfrutar de las últimas mejoras de rendimiento ni de ningún ahorro. Tampoco se benefician del crecimiento exponencial y corren el riesgo de quedarse rezagadas con respecto a la competencia.
Las perspectivas pueden ser desalentadoras, ya que la mayoría de las empresas no son capaces de emprender grandes cambios de la noche a la mañana.
Si dirige una empresa con unos sistemas heredados poco ágiles, una manera práctica de no perder el tren de los vertiginosos cambios tecnológicos es fomentar una cultura interna de la experimentación.
No cuesta casi nada probar nuevas tecnologías; de modo que hágalo y profundice en aquéllas que den resultado. Por ejemplo, pruebe a llevar a cabo varios proyectos de análisis de datos utilizando la informática en la nube o ponga un navegador moderno a disposición de los empleados de un departamento de la empresa para ver si trabajan mejor.
No existe una solución universal, pero cualquier líder que sea inteligente y tenga una mentalidad abierta puede averiguar cuál es la más idónea para su equipo.
La tecnología es cada vez más potente, y cada vez más gente se adhiere a la fórmula «móvil y la nube». Por eso es importante probar. Quienes experimenten estarán más preparados para sacar partido de las futuras convergencias.