La cascada de informaciones que muestran el interés de los gigantes de la tecnología en los productos y soluciones enfocadas en la salud y el ejercicio físico está siendo incesante en los últimos meses.
No es que estas empresas se hayan preocupado de repente por la salud de sus usuarios, sino que han descubierto el filón que puede suponer este negocio. ¿Pero dónde reside el potencial de este segmento de mercado?
Por un lado, hay que tener en cuenta la creciente preocupación por la salud entre la población del mundo desarrollado. En aquellos países en los que tenemos nuestras necesidades básicas cubiertas, crece el interés por un estilo de vida saludable y la práctica de deportes. El auge del running o el triatlón son sólo algunos ejemplos de ello.
Por otra parte, la expectativa de vida se ha incrementado notablemente en las sociedades posindustriales, con lo que la pirámide poblacional ha experimentado un notorio envejecimiento. Y cuanto mayor es la población, mayores son las necesidades sanitarias y asistenciales.
Los desarrolladores de aplicaciones de dispositivos móviles fueron los primeros en detectar la tendencia. Y este tipo de apps se han instalado con fuerza en nuestros smartphones. Ya hay más de 97.000 aplicaciones de salud disponibles y es la tercera categoría con mayor crecimiento, impulsada especialmente por las apps destinadas a monitorizar la actividad física.
Éstos son los datos recogidos por el informe ‘Las 50 mejores aplicaciones de salud en español’, elaborado por The App Date, en colaboración con El observatorio Zeltia, la Universidad Rey Juan Carlos, Wake App Health y Red de Innovación. Dicho estudio prevé que uno de cada tres usuarios tendrá al menos una aplicación de salud instalada en su aparato en 2015.
El informe indica que las aplicaciones más populares serán las relacionadas con la monitorización de enfermedades crónicas, los servicios de diagnóstico y los tratamientos médicos. Actualmente, además de las populares aplicaciones para monitorizar el esfuerzo físico (Runtastic, Endomondo…), hay todo un universo de apps mHealth: para localizar doctores y centros médicos, para facilitar la comunicación con personas del espectro autista, para diagnosticar problemas de la piel, para hacer seguimiento del embarazo, para crear dietas, para ayudar a dejar de fumar, para analizar los patrones de sueño, guías informativas interactivas sobre enfermedades, etc.
Junto a todas estas apps destinadas al público general, también hay soluciones orientadas al ámbito sanitario profesional. Por ejemplo, una gran empresa tecnológica como Philips anunció recientemente un acuerdo con Salesforce para trabajar en dos nuevas aplicaciones médicas. Este software ayudará a los hospitales a recopilar y analizar informaciones vertidas por dispositivos médicos que determinados pacientes con enfermedades crónicas usen en su propio domicilio.
Además de ser más cómodo para el paciente y para el personal sanitario, este tipo de soluciones permitirán grandes ahorros. No en vano, la GSMA estima que la ‘sanidad digital’ podría ahorrar 98.000 millones de euros a Europa en los próximos cinco años.
La ‘fiebre’ de los fabricantes por wearables no ha hecho más que empezar. Aunque todavía está por ver si la tendencia se consolida y acaba siendo una categoría de producto rentable.
Los relojes inteligentes han nacido como una extensión del smartphone, orientándose esencialmente a la gestión de llamadas, correos, mensajes y notificaciones. Sin embargo, al calor del creciente interés en la salud, el concepto ha ido evolucionando.
En el ámbito de la monitorización de la actividad física, el referente es la pulsera Nike Fuel Band, que trabaja en asociación con un iPhone o iPad. Y un producto similar es Fitbit, que también ofrece una propuesta interesante, ya que es compatible con los principales modelos de diversas marcas, como los iPhone y iPad de Apple, HTC One, Motorola Moto E, Nexus, Huawei Ascend P7 o los smartphone más recientes de Samsung y Sony.
Apple está aprovechando que Nike ha abandonado la fabricación de este dispositivo para hacerse con su talento para el desarrollo de su iWatch. En agosto de 2013 fichó a Jay Blahnik, uno de los principales impulsores de aquella pulsera inteligente. Y recientemente ha fichado a dos de los ingenieros del equipo desarrollador, como informaba Europa Press. Además, es probable que Apple cuente con la colaboración de Nike, que sigue trabajando en software.
El nuevo dispositivo de la empresa de Cupertino se lanzará en octubre y uno de sus puntos fuertes serán sus aplicaciones en el entorno de la salud. Según desvelaba The Wall Street Journal, el iWatch contará con 10 sensores, algunos de ellos destinados a monitorizar la actividad física. La compañía está centrando gran parte de sus esfuerzos en I+D en este ámbito, como demuestra la patente que registró recientemente, referida a un sistema de seguimiento de la salud.
Pero mientras llega el iWatch, la que ya está aquí es la gama Samsung Gear. Los smartwatches Gear 2 y Gear 2 Neo y la pulsera Gear Fit pueden sincronizarse con varios modelos de smartphones de la marca y mostrar notificaciones de redes sociales, correos, mensajes, llamadas y aplicaciones. Pero lo que nos ocupa estos dispositivos es que cuentan con podómetro y pulsómetro, permitiendo contar los pasos que damos, medir la frecuencia cardíaca o monitorizar el sueño.
Para sacar el máximo rendimiento, la compañía ha desarrollado la app S-Health, que permite hacer un seguimiento la actividad física: distancia recorrida, velocidad, calorías consumidas, etc.
LG también ha entrado en esta competición con su pulsera inteligente Lifeband Touch, con acelerómetro y altímetro y compatible con los pulsómetros LG HRM. Además, el mercado recibirá pronto otras propuestas de wearables, como la pulsera Liquid Leap de Acer, que funcionará junto a su Liquid Jade. Y se espera que Microsoft también haga una incursión en el segmento de los smartwatches. The Inquirer aseguraba que el dispositivo de la empresa de Redmond dispondrá de 11 sensores para controlar la actividad física.
Por otro lado, una iniciativa interesante en el mundo de los wearables relacionados con la salud son las lentillas para diabéticos que estudia Google. Se trata de unas lentillas que miden el nivel de azúcar en sangre a partir de la glucosa presente en los lacrimales. Servirían para alertar al usuario si su nivel de azúcar sale de los parámetros de normalidad. Asimismo, todavía tenemos que ver qué aplicaciones pueden tener las Google Glass en el ámbito de la salud y el ejercicio físico.
Al margen del lanzamiento de productos y aplicaciones, los grandes actores del ámbito tecnológico están dando pasos significativos para aprovechar las posibilidades que brinda el segmento mHealth.
Apple presentó en junio Health Kit, plataforma que aúna soluciones de carácter deportivo y seguimiento médico. Esta plataforma se encargará de recopilar los datos aportados por los distintos dispositivos del universo Apple, aplicaciones compatibles o centros médicos.
Por su parte, la empresa de Mountain View mostró Google Fit Platform en su Google I/O de este año. Como recogía El Androide Libre, se trata de un set de API que permitirá a los desarrolladores emplear los datos recopilados por los sensores y las aplicaciones pensadas para vigilar nuestra salud y estado físico. La ventaja es que todas estas apps podrán aunar sus datos en un mismo marco, lo que permitiría que se comuniquen entre ellas si el usuario concede los permisos oportunos.
Samsung también deposita grandes esperanzas en el negocio de la tecnología móvil para la monitorización de la salud. La compañía desea liderar este segmento y está creando las plataformas sobre las que trabajarán estos servicios. Además, está registrando varias patentes orientadas al desarrollo de sus nuevos wearables.
Por su parte, Blackberry anunció en abril la adquisición de una participación minoritaria de NantHealth, empresa dedicada a la e-salud. Según reflejaba Reuters, ambas compañías están trabajando en el desarrollo de un smartphone adaptado a las necesidades de la industria de la salud, que podría llegar al mercado a finales de este año o principios de 2015. E Intel también ha mostrado su interés en el campo de la salud, puesto que a finales de junio se conoció su inversión en Perfomance Lab, especializada en soluciones orientadas al deporte y el fitness.
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