El mundo como un pañuelo
Las telecomunicaciones están ampliando su alcance a espacios hasta ahora poco habituales, acortando distancias y obviando fronteras.
El próximo año, en 2006, es decir, a la vuelta de la esquina, ya podremos comunicarnos con nuestros familiares y amigos más queridos en pleno vuelo. Es más, podremos alargar nuestras despedidas más calurosas, besos inclusive, con las infinitas maneras y mensajes que nos brinda el móvil. Y nada que decir, obviamente, cuando volvemos a casa y los que nos esperan se vuelven como locos por oír nuestra voz ya a poca distancia del encuentro.
Las nuevas tecnologías y los últimos avances no sólo mejoran diariamente nuestra calidad de vida sino que, terminal en mano y en pleno vuelo, podremos hablar, solucionar, discutir y porqué no, incluso ponernos tiernos, con la persona adecuada. Lo difícil será escoger el momento en que el pasajero de al lado o el de atrás no decida llamar al mismo tiempo que nosotros y las conversaciones se confundan. En fin, esas cosas pasan en las mejores fiestas.
No obstante, esta nueva vía de comunicación entrante en los espacios aéreos tendrá que solventar todavía ciertos escollos legales y administrativos, aunque los más optimistas destacan como fecha tope de aplicación ese año par al que nos dirigimos. Porque si Internet ya tiene su acceso ubicado dentro de los aviones, resulta evidente que los servicios de telefonía no se inventaron para ser menos. Y puestos en el siglo XXI, el mundo, cierto es, como un pañuelo.