Como en otras ocasiones cabe reconocer el mérito de otras marcas que no tienen el logotipo de la manzana mordida como auténticos pioneros. El primer phablet en llegar significativamente al mercado es indudablemente obra del gran competidor, Samsung, ya que son los surcoreanos los que en la feria de la electrónica IFA de Berlín en 2011 presentaron el primer Galaxy Note, un dispositivo que fue entonces duramente criticado por la conveniencia y ergonomía de su (entonces) “gigantesca y desproporcionada” pantalla de 5,3 pulgadas… tiempos en los que la mayoría de los smartphones se conformaban con tamaños de pantalla en el rango de las 3,5 pulgadas.
Lo cierto es que ese primer Galaxy Note paulatinamente supuso un notable éxito para Samsung, que a los dos meses de presentarlo ya vendía un millón de unidades y que al año siguiente y tras incorporar conectividad 4G ya vendía 10 millones de dispositivos. Fiel a su habitual costumbre de insistir en el éxito de un modelo presentando al año siguiente una nueva generación, la empresa surcoreana no tardó en ofrecer un Note 2, posteriormente un Note 3 y actualmente acaba de presentar el que sin duda es el gran competidor del nuevo iPhone 6 Plus, el Galaxy Note 4.
Por el camino las pantallas de los smartphones de todas las marcas han ido creciendo moviéndose entre las 4 y las 5 pulgadas, dando lugar incluso al ya mencionado segmento de los phablets (incluso 6 pulgadas, a punto de alcanzar a los tablets pequeños con sus pantallas de 7 pulgadas de diagonal) mientras que cada vez es más residual el mercado de los teléfonos móviles con pantalla de un tamaño inferior a 4 pulgadas. De hecho los modelos tope de gama de marcas como Samsung o HTC reciben versiones Mini en las que el tamaño (insistimos, se trata de la versión “mini”) de la pantalla supera ligeramente las 4 pulgadas.
En Apple han tardado en plegarse a los requerimientos del mercado. Tal y como sucedió en el sector de los tablets, cuando los de 7 pulgadas llevaban tiempo siendo los grandes superventas, en Cupertino tardaron pero supieron rectificar lo que parecía una inamovible directriz de Steve Jobs (“9,7 es el tamaño idóneo, no tiene sentido un tablet de 7”) y presentaron el exitoso iPad Mini (7,9 pulgadas), tan exitoso que incluso canibaliza parte de las ventas que corresponderían a su hermano mayor. También harían lo propio con su smartphone y tras cinco generaciones con el mismo tamaño de pantalla, 3,5 pulgadas, el iPhone 5 se alargaba hasta las 4 pulgadas.
Con toda seguridad Apple continuará ofreciendo como parte de su catálogo el iPhone 5S a fin de posibilitar una opción de pantalla más reducida mientras que también constituirá el sempiterno “escalón de entrada” accesible a las economías más modestas y/o a quienes no ven necesidad en gastarse determinadas sumas de dinero en un teléfono móvil. Pero será la “opción pequeña” mientras que el estándar se situará entre los dos modelos como así lo indican los índices de ventas en el resto del sector.
La apuesta por el phablet es firme ahora que ha sucumbido a ello la manzana mordida, la última gran marca que quedaba por ofrece en su catálogo un dispositivo de estas dimensiones. Ahora sólo queda por delante un periodo de transición en el que sin duda se consolidarán definitivamente las 5 pulgadas (y pico) como formato estándar y el año que viene por estas fechas habremos olvidado el termino phablet, ya todos serán móviles.
Girará en torno a tres temáticas: desinformación, contrainteligencia y credenciales expuestas.
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