Es frecuente encontrar teleféricos en estaciones invernales y en algunos emplazamientos turísticos de alta montaña en los que los tremendos desniveles entre el valle y las alturas resultan demasiado penosos de salvar recorriendo serpenteantes y en ocasiones peligrosas carreteras. Es ahí donde permiten aprovechar todas sus ventajas los tendidos de cables de los que cuelgan cabinas con una capacidad variable de ocupantes, capaces de cubrir con rapidez y comodidad largas distancias… siempre que no se padezca de vértigo, claro.
En La Paz han recurrido al teleférico para unir dos puntos de la ciudad con alta densidad de actividad de una manera más sencilla y eficiente de lo que podría hacerlo cualquier tipo de transporte rodado publico o privado y con un coste de instalación y mantenimiento muy inferior al de una red de túneles con sus correspondientes convoyes subtarráneos.
La orografía de la propia ciudad, casi alpina, permite además que los ciudadanos dejen de estar limitados por un trazado casi alpino mientras que la intervención en cuanto a obras en la propia ciudad es mínima, más allá de la instalación cada cierta distancia de los soportes del tendido que permite a las cabinas recorrer las “estaciones” por encima de los tejados.
Por si fueran pocas ventajas, el teleférico constituye un medio de transporte limpio, silencioso, no contaminante y que contribuye a liberar espacio en las concurridas calles de La Paz, algo que no conseguirían autobuses ni tranvías. Entró en funcionamiento el pasado 30 de mayo y con 11 estaciones en sus tres líneas conecta La Paz y El Alto con una frecuencia de paso de cabinas (para 10 ocupantes cada una) de 12 segundos. La línea con el recorrido de mayor duración es de 16 minutos. La más corta de las tres cubre una distancia de 2.800 metros y las otras dos 3.800 metros cada una de manera que la suma de todas ellas alcanza los 10.733 metros de recorrido.
Quizá no sea tangible ni apreciable de un modo tan directo pero los habitantes de la ciudad boliviana perciben este “Metro del cielo” como un símbolo de la modernización tecnológica de la ciudad, una mirada a un futuro en el que cambiará el modo mismo en el que se desplazan de un lado a otro de la urbe además de proporcionarles una nueva e inédita perspectiva de su ciudad. Recientemente se ha anunciado la puesta en marcha en los próximos años de otras cinco líneas de teleférico urbano
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