Esta misma semana, la startup israelí StoreDot conseguía recaudar 18 millones de dólares. La compañía se dedica a fabricar baterías de carga ultrarrápida, que prometen cargar un coche en menos de cinco minutos o, como dicen en VentureBeat, cargar un smartphone en 60 segundos. Estos 18 millones les ayudarán a formar una nueva unidad dedicada al vehículo eléctrico.
Es la última de una serie de noticias que apuntan al rápido avance de la tecnología vinculada a la carga y almacenamiento de energía eléctrica y los intereses que mueve a su alrededor. Ninguna empresa quiere perder su parte de este mercado. Por ejemplo, Audi, Samsung y LG han anunciado hace también unos días una alianza en la que las dos últimas desarrollarán baterías para la marca de automóviles, como cuenta Fortune.
Samsung también ha sido protagonista. Científicos de la coreana, el MIT y las universidades de California y Maryland han realizado una investigación, como cuenta el propio Instituto Tecnológico de Massachusetts, sobre un nuevo material para las baterías que permitirá una capacidad de almacenamiento ilimitada, además de mejorar la duración de las mismas.
Son datos que reflejan cómo en los últimos tiempos la mejora de las baterías: en el caso de los vehículos, hasta alcanzar una autonomía comparable a los vehículos de combustión interna, y bajando sus costes, como explicaba en SiliconNews Lorena Druet, secretaria general de AVELE. El desarrollo de la batería está intrínsecamente vinculado al del coche eléctrico, aun cuando el uso de ésta vaya más allá del de la automoción. Como ejemplo, hace unos meses Mercedes-Benz anunciaba que una filial de su empresa se encargará a partir de septiembre de la fabricación de baterías para el hogar.
Pero sin lugar a dudas, hablando de estos temas, hay un nombre que destaca sobre cualquier otro: Tesla.
La compañía de Elon Musk se conoce por la fabricación de vehículos eléctricos bajo la marca Tesla Motors, pero en su campaña por un mundo sostenible aplican su saber a otros sectores. Como por ejemplo el del hogar. En mayo anunciaban su batería eléctrica recargable Powerwall, que desarrollaba la filial Tesla Energy y que, por 3.500 dólares, almacena la energía proveniente de fuentes renovables. En sólo una semana cubrían su oferta de este aparato hasta mediados de 2016, haciendo que su futura megafábrica de Nevada, Gigafactory, tenga que dedicarse también a fabricarlas.
Con los avances en este tipo de almacenamiento de energía las posibilidades llegan mucho más allá. Por ejemplo, hasta el Internet de las Cosas. Una batería eléctrica recargable facilitaría en un futuro la automatización de la vida cotidiana, al garantizar un suministro constante de energía limpia y económica a los dispositivos conectados. Pero para explorar estas vías habrá que esperar a ver cómo reaccionan los consumidores, una vez se extiendan las baterías en el mercado.
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