Tras repasar la historia del origen del malware F-Secure ha conluido que en el futuro, además de las localizaciones habituales donde se origina el malware actual, África y Centroamérica representarán una nueva fuente de crimen organizado.
Ya sabemos, y hemos repetido durante mucho tiempo, que el malware actual está perfectamente organizado, y las dos grandes escuelas residen en Brasil y Europa del Este, principalmente Rusia. China también se presenta como una potencia importante en los últimos tiempos, a la hora de la creación de troyanos. Las razones son varias, y probablemente se deba en realidad un cúmulo de muchas otras no mencionadas. En principio, Rusia ha sido tradicionalmente un país con grandes matemáticos y científicos, sin embargo, Brasil, China o la propia Rusia no han tenido ni la industria ni la infraestructura necesarias para absorber el potencial que poseían. Las personas que quieran explotar sus habilidades, adquiridas de forma autodidacta a través de Internet o libros específicos, acuden casi de forma natural hacia una organización criminal perfectamente estructurada y asentada donde es posible obtener dinero de forma sencilla, o bien son directamente absorbidos y contratados a sueldo si sus habilidades así lo merecen.
A finales de los ochenta, en los primeros noventa y ya casi a principios de siglo, el malware provenía de varios países, mucho más repartidos en todo el mundo. Casi todos los países con acceso al Internet de Entonces, incluyendo muchos de Europa (entre ellos España con un gran potencial vírico, donde la ‘scene’ llegó a ser de gran calidad), Estados Unidos, Japón, India y Australia… eran el centro vírico por excelencia. Muchos de los virus del momento procedían de estos puntos del planeta.
Desde que el malware es industria (hacia 2004), sin embargo, la producción se ha concentrado sobre todo en los países mencionados antes (Brasil, Rusia y China) eclipsando al resto. Según F-Secure, en los próximos años las fuentes se diversificarán hacia el centro de África, Centroamérica y sureste asiático. Esto se deberá a un mayor desarrollo de las tecnologías en países con recursos limitados para absorber habilidades. De nuevo, se darían las circunstancias de lo que parece ser el caldo de cultivo perfecto para el crimen informático organizado.
En Centroamérica sí que existen ya pequeños focos más o menos organizados que crean malware más o menos primitivo, y se espera que esto cambie con el tiempo, y sus creaciones se vayan sofisticando. En cualquier caso, todos tendrán que conformarse con los restos dejados por los brasileños y rusos, que con diferencia copan el mercado vírico en estos momentos y no parece que el reparto vaya a cambiar en los próximos años.
Pero sobre todo, parece que queda mucho para que ningún país pueda tomarle la delantera a Rusia, donde han ganado una grandísima ventaja con respecto al resto en calidad y cantidad de producción de malware.
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