El lado oscuro de las apps de salud y fitness
Detrás de algunas aplicaciones de salud y fitness se esconde un negocio rentable: los datos de los usuarios que son cedidos o vendidos a terceros (principalmente compañías de seguros) para obtener ingresos.
Una investigación publicada por la Comisión Federal del Comercio de Estados Unidos ha puesto de manifiesto que detrás de algunas aplicaciones de salud y fitness se esconde un potencial gran hermano.
Tras analizar 43 apps, ha descubierto que el 26% de las gratuitas y el 40% de las de pago no tienen ningún tipo de política de privacidad, dejando sin protección los datos que toman de los dispositivos móviles.
Pero hay más. El estudio revela que 20 aplicaciones de la lista envían datos a compañías externas (unos 70 receptores, en total) que, en su mayoría, son empresas de publicidad y analistas de anuncios que los usarán para mejorar el público objetivo de sus campañas. Es decir, compañías que comerciarán con los datos de los usuarios.
En una siguiente fase de la investigación, que estudiaba 12 aplicaciones y dos wearables, se descubrió que los datos que pasaban por ellas (por ejemplo, género del usuario, nombre, dirección de correo electrónico, ID del dispositivo, datos de geolocalización…) se enviaron a 73 organizaciones externas sin el consentimiento expreso del usuario.
Además, según los analistas de Kaspersky Lab, sólo un 13% de las gratuitas y un 10% de las de pago codifican los datos que pasan por sus servidores, una medida básica de protección.
Desde la compañía rusa de seguridad recuerdan que la privacidad es un bien muy importante que debe protegerse, por eso recomiendan evitar cualquier tipo de aplicación que comercie con los datos. Y es que, aunque parezca una práctica inofensiva, puede no serlo y, quizás, encontrarnos que nuestro seguro de salud sube de precio gracias a que nuestra compañía ha obtenido datos de estas aplicaciones que indican que hacemos menos ejercicio y tenemos una rutina menos saludable. Algunos desarrolladores han confesado que obtienen el 50% de sus ingresos vendiendo datos a las compañías de seguros.