Es que tiene que ser así. Lo que no puedes hacer es conseguir que la gente baje a la calle a por un par de objetivos como si fuera un programa. En eso no se pone de acuerdo la gente. Lo único que pone de acuerdo a la gente es la necesidad de cambio. Todo el mundo baja porque todo el mundo dice: tenemos que cambiar esto, esto no funciona, los partidos no me representan. No tienes más que ponerte a ver la manifestación, yo nunca había visto tantas pancartas diferentes, hechas cada uno con sus medios y diciendo cosas completamente distintas.
No puedes aspirar a que toda esa gente que está ahí se sienta capacitada para hacer unas peticiones concretas, eso no va a ocurrir. Por ahora lo que hay que hacer es demostrar que hay un montón de gente que pide y necesita un cambio, a partir de ahí ya veremos de dónde viene el cambio. No es controlable, por eso lo que surja a partir de aquí no son condiciones que se vayan a fraguar en una plaza. Tendrán que producirse a través del funcionamiento normal del sistema democrático. Aquí nadie quiere tirar al gobierno, que está legalmente constituido, y tampoco se ha votado aún, ya veremos lo que pasa. Esto es un proceso muy largo.
– ¿Qué tiene que ocurrir ahora?
Preferentemente que no haya violencia y que los partidos se den cuenta de que esto es una exigencia de cambio absolutamente urgente y que hay que interrumpir determinadas cosas para priorizar otras. Es posible que se tenga que cambiar rápidamente la ley electoral, incluso la constitución. Sería un cambio sin precedentes en este país pero es que a lo mejor es necesario.
– ¿Tendrá este movimiento efectos que se reflejen en las elecciones del próximo domingo?
Queda menos de una semana, pero lo que creo que va a ocurrir es una traslación de voto, que un determinado porcentaje de gente posiblemente siga la consigna que se ha respetado en torno al movimiento y decidan no votar a los grandes partidos. Sinceramente creo que tal y como están las elecciones va a seguir igual y con un resultado bastante parecido al que se esperaba. El Partido Popular está en la dinámica de no hacer nada porque todo le va muy bien.
Además, es muy difícil que haya un trasvase de votos hacia un lado o a otro. Puede haber una subida de las fuerzas tradicionalmente más minoritarias y que es conveniente porque el principal objetivo de todas las demás opciones es cambiar la ley electoral que es la ley que ha sido pervertida para convertir esto en un monopolio, en una partidocracia.
– ¿Demuestra este movimiento sin precedentes forjado, impulsado y expandido a través de redes sociales que estamos ante un cambio de paradigma?
La teoría de los partidos hasta ahora era que las movilizaciones de la red eran muy escandalosas en la red pero que nunca saltaban a la calle. La teoría la protagonizaba José María Lassalle que decía: “si son cuatro gatos, no hay que hacerles caso. Podemos aprobar la Ley Sinde y hacer lo que nos da la gana porque total a la calle no van a salir”. Fíjate con lo que se encuentra ahora. Es seguramente el político más desacreditado de este país porque ha sido el que ha provocado gran parte de lo que está ocurriendo ahora mismo.
A partir de ahora lo que va a ocurrir es que la gente en cuanto vea que se puede salir a la calle y organizar este tipo de cosas, lo que les pedirá el cuerpo es seguir organizando este tipo de cosas. Es algo que no tiene retorno. Cada vez que haya una petición que lo merezca, esa petición pasará a las redes sociales, aquí se desarrollará, se engordará y se comprobará la verdadera fuerza y automáticamente se llevará a la calle. Eso es algo que no vamos a poder evitar, es un componente del futuro en una sociedad hiperconectada. Acabará derivando en una democracia más sana, más digna.
– ¿Se puede hablar de una revolución?
Apunta a eso, pero todavía no tiene consecuencias. Yo creo que se puede empezar a hablar de revolución cuando ves que las consecuencias son inevitables y algo claro va a salir de ahí. Por ahora no tengo ni idea, estas cosas no son ni predecibles ni controlables. Si alguien dice lo que va a ocurrir es alguien que especula y que a lo mejor acierta pero que está jugando a la lotería. Nadie sabe lo que va a pasar aquí. Lo mismo ocurre que de repente en una ciudad las fuerzas del orden público monten un lío represivo horroroso y se monte algo violento, o que Sol sea la representación de gente de una tendencia u otra, no hay forma de saberlo.
*Más información sobre el uso de las redes sociales en Democracia Real Ya! y cómo internet está cambiando la escena política en la siguiente entrevista con Ángel Adell, coautor del libro Marketing Político 2.0.
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