El impacto medioambiental de alargar la vida de los smartphones

Eventos como la Conferencia Mundial de Cambio Climático COP25, que se está celebrando estos días en Madrid, nos ponen a todos sobre aviso de la necesidad de cambiar de hábitos para no seguir dañando el medioambiente y asegurar nuestra propia supervivencia.

Una de las cosas que ha cambiado en los últimos años es nuestra relación con los aparatos electrónicos. Los smartphones, por ejemplo, se han introducido como un elemento más del día a día de las personas. Son decenas de millones las unidades de teléfonos que se venden alrededor del mundo al cabo de año. Y, además, la rapidez con la que se presentan nuevos modelos provoca que los usuarios desechan sus móviles con la misma celeridad. Y esto tiene sus consecuencias, incluso en los niveles de contaminación.

Según un informe del Comité Económico y Social Europeo que analiza el impacto de la economía circular, en la actualidad habría en Europa unos 700 millones de teléfonos móviles que no se están utilizando y a los que no se les intenta dar una segunda vida. Si se alargase la vida útil un año, en un plazo de una década se podrían rebajar las emisiones de CO2 en un 29 %, según este estudio, del que se hace eco Back Market, empresa de productos reacondicionados que también ha publicado sus propios cálculos. Si se alarga dos años, la reducción sería del 43 %.

Back Market revela que, por cada aparato reutilizado, se evitará emitir unos 30 kilos de CO2 a la atmósfera y que también se ahorrarían alrededor de 12 litros de agua limpia. Si la operación se realiza con todos los teléfonos que los ciudadanos europeos tienen guardados e inoperativos en sus casas, se acabarían emitiendo 21 millones de toneladas de CO2 menos y se ahorrarían 8 400 millones de litros de agua anuales.

Esto es así porque “el teléfono móvil se ha convertido en uno de los aparatos contaminantes que más utilizamos”, indica Blanca Marín, Brand Manager de Back Market España. “Cada vez que alguien se decanta por el reacondicionado contribuye no sólo a ahorrar los residuos electrónicos que implica desechar un dispositivo, sino también a reducir los gastos de fabricación del que se adquiere y las emisiones de CO2 que se producen durante su producción”.

Mónica Tilves

Licenciada en Xornalismo por la Universidad de Santiago de Compostela en la especialidad de Periodismo Electrónico y Multimedia. Apasionada de los gadgets, la fotografía digital, el diseño web y el arte. Tras un primer contacto con el mundo de la prensa escrita y con la suficiencia investigadora debajo del brazo, me decanto por los medios online. Cubro la actualidad informativa en Silicon Week desde 2011, además de colaborar en otras publicaciones del grupo NetMediaEurope en España como Silicon News. Ahora en Silicon.es.

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