Las claves del innovador proyecto educativo estonio
Las aulas estonias acogerán un novedoso plan que prevé que los colegios enseñen a niños de 6 años programación informática.
En España el panorama es sustancialmente diferente. Para empezar, nada tienen que ver las características poblacionales. Tampoco la estructura estatal: las competencias en educación e distribuyen entre en Estado, las CC.AA., Administraciones locales y centros docentes, lo que complica más la elaboración de un plan homogéneo.
El acercamiento a las TIC más reciente ha sido el proyecto Escuela 2.0, de financiación público-privada, presentado por el gobierno socialista en 2009. Se proponía la distribución de un millón y medio de portátiles entre alumnos, 80.000 equipos para profesores y la creación de otras tantas aulas digitales. Se completaba con un catálogo de programas informáticos dirigidos a docentes.
A finales de 2011 se habían cumplido apenas la mitad de los objetivos y el gobierno popular suprimió el plan durante el primer semestre de 2012.
David Sánchez es director de Comunicación y Relaciones Institucionales del Centro Nacional de Referencia de aplicación de las TIC basadas en Fuentes Abiertas (CENATIC). Cree que ProgeTiger es un ejemplo “perfectamente aplicable en España”. Admite sin embargo que para su puesta en marcha es cuestión de evaluar la viabilidad del programa, algo que a fin de cuentas “es cuestión de números”.
Compromete a actores públicos y privados. No se trata sólo de tener formadores y técnicos especializados, también hace falta una infraestructura. Es importante que se dé a los alumnos la “posibilidad de participar en proyectos reales”, algo para lo que es necesaria la implicación de Administración y empresas.
Pero hay otros proyectos, de menor tamaño y que generan menos ruido mediático. Es el caso del Campus Infantil de Desarrolladores de Software libre de la Universidad de Granada, que patrocina desde hace ya tres años el Centro. Desde su primera edición ha formado a más de 500 niños de entre 5 y 13 años en programación y desarrollo de código “con unos resultados espectaculares”.
El ROI del cultivo de talento
Sánchez tiene claros los beneficios de este tipo de dinámicas abiertas. A corto plazo podría generar una “mayor libertad tecnológica”, y de reforzar la conciencia sobre “derechos de la ciudadanía en materia tecnológica” además de promover un aprovechamiento mayor de los recursos informáticos al alcance.
A largo plazo, Sánchez ve “muy claro” que se tornará en una potenciación de la competitividad como país. Podría además impulsar un cambio en el modelo actual gracias a una metodología construida “de abajo arriba”.
“En este momento hay una baja tasa de incorporación de nuevos desarrolladores” admite, por lo que un proyecto de estas características podría suponer “un espaldarazo definitivo” a la sostenibilidad de las comunidades online “en cuanto a número”.
Además, con una mayor comunidad de desarrolladores, habría más oportunidades de impulsar proyectos Open Source, y crear “un mercado made in Spain de aplicaciones”, por ejemplo. Este envite está unido a la extensión de “la inquietud por conocer cómo funcionan las cosas”, modificarlas y adaptarlas a la realidad, todos ellos pilares que promueve el software libre.