El fraude online contra empresas españolas creció un 61 % durante la fase más dura del confinamiento
Y, durante la desescalada, esta actividad maliciosa fue un 95 % superior a la media mundial y un 45 % mayor que en Europa.
Los cambios acelerados sufridos por la sociedad desde la pasada primavera, como el incremento del teletrabajo, están siendo aprovechados por los ciberdelincuentes. Durante los últimos meses ha seguido habiendo ataques a pesar de las difíciles circunstancias que atraviesan países de todo el mundo.
De hecho, en España se ha observado un incremento. Según un estudio de TransUnion, el fraude en transacciones online contra empresas españolas durante la fase más dura del confinamiento creció un 61 %. Este crecimiento se experimentó en el periodo de casi dos meses comprendido entre el 11 de marzo y el 18 de mayo, en comparación con los datos registrados entre el 1 de enero y el 10 de marzo.
Y, del 19 de mayo al 25 de julio, el fraude originado en España fue un 45 % superior a la media europea y un 95 % superior a la media mundial.
La acción de los ciberdelincuentes se concentró durante el confinamiento en el sector de las telecomunicaciones para trasladarse ya en la fase de apertura a la parte de los viajes y el ocio.
Eso sí, hay países en los que el porcentaje de transacciones sospechosas fue mucho mayor. Kazajistán, Grecia y Chipre encabezan la lista, mientras que España ocupa el puesto 72 por mayor número de operaciones fraudulentas que tuvieron lugar durante la desescalada.
TransUnion explica que, tras el confinamiento, los ciberdelincuentes han cambiado de objetivo. Han pasado de concentrar sus actividades contra empresas a centrarse en estafar a usuarios finales con timos directamente relacionados con la COVID-19.
“Hemos vivido unos meses de incertidumbre y muchas empresas se han visto forzadas a transformar sus negocios para tener visibilidad online sin tomar las precauciones necesarias muchas veces y esto lo han sabido aprovechar los delincuentes”, explica Juan Antonio Villegas, director general de TransUnion en España.
“En el momento en el que esas empresas han empezado a tomar conciencia de la seguridad”, continúa Villegas, “los delincuentes han visto que sus intentos de defraudar no conseguían el éxito esperado y han dirigido sus esfuerzos hacia los usuarios finales, especialmente hacia aquellos que tienen mayores presiones financieras”.