España es el país del mundo con mayor adopción de los smartphones (superando a Estados Unidos), con aproximadamente cuatro de cada diez usuarios móviles que posee un teléfono inteligente. En un territorio en el que viven 47 millones de habitantes ya hay 53 millones de terminales, de los cuales 15 millones serían smartphones. Los tablets también están ganando peso y se estima que actualmente su parque asciende a 2 millones de unidades.
Con este caldo de cultivo para la movilidad no sorprenden los datos de que cada día se descargan 1 millón de aplicaciones móviles en nuestro país y que ya se habrían desarrollado 20.000 apps con sello español, revelados por el último estudio de The App Date.
Para Ramiro Sirvent, Mobile Marketing & Advertising Strategist en Mobile Dreams Factory, se trata de un negocio alrededor del cual todos (“operadores, fabricantes, fabricantes de móviles, fabricantes de equipos de red, asociaciones de desarrolladores, la GSM association, las compañías de Internet”) se están armando, aunque a algunas empresas y organizaciones les va a costar abrazar. “Todo el mundo va a tener que pasar por el aro porque los clientes tenemos necesidades 24 horas al día. Hay algunas compañías, como bancos y aerolíneas, que no han entrado aún o lo han hecho con aplicaciones muy básicas y que aportan poco valor, pero tendrán que dar el salto en algún momento”, explicaba ayer en una ponencia en la feria Total Media .
Sirvent cree que el éxito de una app no sólo se mide por su rentabilidad económica o tiempo que le dedique un usuario, sino que existen muchos otros valores. Así, como ejemplos, destaca aplicaciones de marcas cuya orientación es la fidelización del cliente, otorgándole mediante el móvil varios servicios añadidos que la empresa no puede o suele proporcionarle vía física o vía web. Muestra de este tipo serían las apps de Ikea, con un sistema para “probar” cómo quedan los muebles en el entorno real gracias a la cámara del terminal, pero sin opciones de ecommerce, o la de BBVA Banca Privada, que permite a sus clientes el acceso a información económica, bolsas e incluso escuchar recomendaciones de analistas.
Como exponente de que el tiempo de uso o de vida en una app no lo es todo, Sirvent pone como ejemplo aquellas que están destinadas a dar a conocer un producto, para acompañar un lanzamiento o para crear expectación. “Este tipo de apps quizá sólo tenga validez durante unos días o incluso horas, pero la repercusión y expectación que consiguen es enorme”, comenta.
En cualquier caso, aquellos que se pregunten si una aplicación da dinero, quizá estén interesados en saber que hasta las fecha habrían reportado 2.500 millones de dólares de beneficios a los desarrolladores. El abanico de posibilidades para monetizarlas es muy amplio, según desglosa el responsable: “venta directa, publicidad in app, upgrade, suscripciones, servicios telefónicos de pago, virtual currency, generación de bases de datos, ingresos post-fidelización…”. En cinco años, todo esto se incrementará notablemente, ya que se espera que el gasto en publicidad móvil se multiplique por 20.
Durante su intervención, Sirvent, quien también es creador de la Comisión de Aplicaciones de Mobile Marketing Association, adelantó que el próximo 3 de noviembre se presentará el primer “Libro blanco de las aplicaciones móviles”.
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