La noticia de que Telefónica piensa deshacerse de un 20% de su plantilla en un ERE anunciado ayer no ha dejado a nadie indiferente, y tan solo ha dejado una cosa bien clara: a nadie le ha gustado la medida. Ni al Gobierno, ni a sindicatos, ni a accionistas minoritarios: el argumento principal es que no es el momento.
Uno de los aspectos que más ampollas ha levantado es el hecho de que Telefónica tenga planeado continuar con los 450 millones de incentivos para directivos, a la vez que propone un ERE del 20% de sus empleados. Así lo han explicado desde la Asociación Española de Accionistas Minoritarios de Empresas Cotizadas, que piden a Telefónica que “informe a los accionistas de forma pormenorizada sobre las políticas de retribución y empleo de la compañía”.
Desde el Gobierno también han expresado su opinión. Si bien el presidente Rodríguez Zapatero eludió hablar sobre el tema, el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba dejó su posición bastante clara: “No estoy de acuerdo”, aseguró, “más claro no puedo ser”. El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, apuntó por su parte que este no es el momento para realizar ajustes de plantilla “en un tamaño tan importante”.
Otros que se han pronunciado, como es lógico, son los sindicatos: en UGT han calificado la medida de “desafortunada”, aunque han recordado que, como apunta EuropaPress, “cualquier medida de adecuación de plantilla tiene que ir precedida de un acuerdo y una concertación con los trabajadores”.
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