Hace unas semanas, al poco tiempo de estar a la venta su último smartphone insignia Galaxy Note 7, empezaron a surgir las primeras noticias de problemas con el terminal. Varias decenas de smartphones salieron ardiendo mientras se cargaban, una cifra ínfima si tenemos en cuenta que se habían comercializado ya más de 2 millones de terminales, pero el fallo implicaba un gran riesgo.
Samsung decidió entonces llevar a cabo algo sin precedentes en el sector, retirar todos los Note 7 que se habían puesto a la venta para repararlos y detener la venta hasta que se solucionara el problema. Está solución drástica magnifico el impacto de los fallos en la prensa, y empezaron a verse las primeras reacciones por parte de varias autoridades y empresas, incluyendo la prohibición del teléfono en varias aerolíneas.
Parecía que Samsung había solucionado el problema, aunque le costó miles de millones de dólares en pérdidas, y hace unos días el Note 7 volvía a estar a la venta. Pero lamentablemente, a pesar de la reparación, varios terminales ya revisados han terminado ardiendo también, lo que supone un grave riesgo para la reputación de la empresa coreana.
Samsung ha indicado que está llevando a cabo ajustes en la producción, aunque varias fuentes aseguran que se ha detenido, y en un comunicado han asegurado que se ha parado la venta del Note 7 en todo el mundo hasta que se resuelva la situación.
El impacto de la noticia en la Bolsa ha supuesto para la empresa su mayor caída en un día desde el 2008, más de un 7%, reduciendo en 17.000 millones de dólares su valor en el mercado. Además, los analistas prevén que si Samsung detiene definitivamente la venta del terminal, supondría que dejarían de vender 19 millones de unidades, lo que equivaldría a unos 17.000 millones de dólares adicionales de pérdidas.
A estas ingentes pérdidas, que en todo caso la compañía podría asumir gracias a que cuenta con 69.000 millones de dólares en efectivo, se suma la pérdida de confianza de inversores y usuarios, quizás lo más grave y que tendría una mayor repercusión para Samsung a largo plazo. De hecho todavía no está claro qué decisión tomará la compañía con el Note 7, aunque varios analistas creen que la mejor opción sería retirar el terminal definitivamente y centrarse en el Galaxy S8.
Mientras tanto, Samsung y diferentes organismos reguladores en todo el mundo investigan el caso, por lo que habrá que esperar a la decisión que se termine tomando sobre el asunto, mientras paralelamente se preparan varias demandas a Samsung por parte de usuarios, que acusan a la empresa de graves daños causados por los incendios provocados por el Note 7.
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