Es complejo por dos motivos fundamentales: el primero es que cuantificar aspectos que son mezcla de aspectos tangibles e intangibles no es sencillo, al intervenir los inevitables métodos estadísticos y la incertidumbre; y en segundo lugar, no es frecuente que las organizaciones reconozcan la totalidad de sus fallos de seguridad, ni siquiera a nivel interno, ya que muchas veces éstas están penalizadas o pueden suponer una fuente de conflicto para los responsables de seguridad que por cualquier motivo, no hayan actuado correctamente.
Conocer estos costes sería extremadamente útil para afrontar planificaciones, sobre todo presupuestarias. La seguridad siempre tiene un componente económico, y acertar en su cuantía de una manera previa sería muy interesante para los departamentos financiero y de seguridad de la información. Por desgracia, los datos que pueden conocerse de estos costes no son del todo fiables, ya que suelen ser medias, corresponden a otras empresas e incluso a otros sectores de actividad. Con lo que, aún así, por los motivos expuestos solamente podemos fiarnos de los datos propios de la organización.
Pese a esto, es frecuente que las publicaciones online presenten datos sobre los costes de la seguridad. A veces es frecuente hablar de los costes en los que hace incurrir el crimen organizado en las empresas, e incluso los costes que derivan de la aparición de vulnerabilidades en los productos de un determinado proveedor y ese es el enfoque le vamos a dar a este artículo de opinión.
Técnicas como el phishing, el pharming, el spam, la ingeniería social, las filtraciones de datos sensibles por troyanos, keyloggers … la lista de amenazas es interminable, y precisamente por el amplio abanico de oportunidades que se presentan, cada vez es más frecuente que grupos de crimen organizado exploten estas oscuras técnicas para obtener rendimiento económico de las actividades ilegales. La pregunta es obvia: ¿Cuánto le cuesta esto a las empresas, en términos económicos? ¿Qué perjuicio, traducido en términos financieros, causa el descubrimiento de vulnerabilidades en los proveedores de software por pequeña que ésta sea?
Recientemente, los investigadores Sunil Wattal y Rahul Telang, de la prestigiosa Universidad Carnegie Mellon, en Pittsburgh, Pennsylvania (Estados Unidos de América), analizaron el impacto económico que suponían las vulnerabilidades en 18 proveedores de software, entre los que estaban ilustres conocidos como Microsoft, IBM o Red Hat. Estos investigadores llegaron a la conclusión de que el simple hecho de anunciar una vulnerabilidad en alguno de los productos de estas compañías suponía en torno a un 0,6% de caída en la cotización de sus acciones. Estas cifras se presentaron en el Workshop on the Economics of Information Security, de la Universidad americana de Cambridge, Massachusetts.
Otro problema al que se enfrentan las empresas proveedoras es la publicación indiscriminada de las vulnerabilidades. Por ejemplo, el Computer Emergency Response Team (CERT) de la Universidad Carnegie Mellon ofrece a los vendedores un plazo de 45 días antes de hacer pública una vulnerabilidad descubierta por sus integrantes. En ese plazo, instan al proveedor a que elabore un parche o una versión que corrija el problema detectado. ¿Pero qué ocurre si algún organismo independiente o usuario descubre el problema con sus propios medios? En ese caso es frecuente que libere la información, y probablemente se haga pública antes de que el proveedor haya preparado un parche. Consiguientemente, las posibilidades de que los atacantes exploten las vulnerabilidades aún no corregidas, disparan los costes derivados del período de inseguridad que discurre entre la divulgación de la vulnerabilidad y la aparición del consecuente parche de corrección.
Se estima que existen en torno al 8% de posibilidades de que usuarios independientes descubran una vulnerabilidad mucho antes de que el proveedor haya preparado una solución al problema. En ese caso, el impacto de los mercados es más notorio, por los motivos expuestos.
Otros experimentos nos pueden dar más ideas del coste de la inseguridad: el profesor Avi Goldfarb, de la Universidad de Toronto, monitorizó a 2.700 voluntarios que empleaban conexiones de la Red de Telefonía Básica(RTB) a comienzos del año 2000. De un modo paralelo, un atacante, cuyo nickname era “Mafiaboy” organizó un gran ataque de denegación deservicio contra Yahoo! durante un período de más de tres horas. Esto hizo que ineludiblemente, muchos de los 2.700 voluntarios que empleaban los servicios de Yahoo! hicieran uso de los servicios de la competencia, como por ejemplo Excite, Altavista o MSN. A raíz de los datos obtenidos, se estima que se perdieron en torno a 6 millones de visitas únicas en el período del ataque, y que Yahoo! dejó de ingresar por sus servicios en torno a 250.000 dólares americanos. Eso sin contar el hecho de que la indisponibilidad de un servicio como el que ofrece un gran proveedor siempre causa bajas entre la fidelidad del público que lo frecuenta, lo cual también implica un coste importante, así como una pérdida de la cuota de mercado.
Pese a que no es posible saber los costes que suponen los problemas de seguridad para cada una de las casuísticas, lo que sí parece evidente es que el coste de la no observancia de la seguridad, entendida ésta como la gestión ineficiente de la misma, es un coste elevado, y que lamentablemente, se incrementa día a día.
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