Exploraciones efectuadas a astronautas situados en órbita por períodos de 6 meses han constatado el progresivo debilitamiento de las paredes musculares del corazón, así como su tendencia a adoptar una forma esférica que pondría en dificultades su adecuado funcionamiento.
Se sometió a diversos análisis mediante ultrasonidos a una docena de astronautas que estuvieron a bordo de la Estación Espacial Internacional por períodos de al menos seis meses. Se efectuaron tres pruebas, al comienzo, en el ecuador y al final de la misión, observándose que las condiciones de microgravedad afectan de manera significativa
El viaje a Marte se calcula que podría durar (dependiendo de la ventana de lanzamiento que pudiese lograrse, dada la posición relativa de la Tierra y Marte mientras recorren sus respectivas órbitas) entre 9 y 18 meses. La pérdida progresiva de masa muscular en general y del corazón en particular se debe esencialmente a que ya no hay que “luchar” contra la atmósfera, pero además de diversos potenciales problemas que esto puede acarrear (como deficiencia en el riego sanguíneo y el aporte de oxígeno a los distintos tejidos) puede que el mayor problema llegue precisamente cuando cesan esas condiciones de microgravedad y se retorna a la situación inicial.
A efectos de gravedad existe una diferencia considerable entre la Tierra y Marte (allí un astronauta pesaría una tercera parte que en la Tierra) con lo que a pesar de que se acabaría la ausencia de gravedad del trayecto entre ambos planetas, la estancia hasta la siguiente ventana de lanzamiento para regresar a casa tendría como consecuencia que se acentuaría esta disminución de la tonificación muscular. A continuación habría otro período de microgravedad que produciría un mayor deterioro y al llegar a la Tierra es cuando se podrían llegar a colapsar el debilitado corazón del astronauta.
Una vez el astronauta volviese a un entorno con una fuerza de gravedad terrestre o similar los músculos estarían debilitados y tendrían que soportar una mayor carga de trabajo. El problema no sería únicamente la falta de tono muscular que permita unos movimientos como antes de subir al espacio sino que el corazón estaría debilitado para volver a bombear sangre con la fuerza de antes, teniendo que vencer una fuerza que durante meses ha dejado de experimentar. Esto podría suponer un grave riesgo de cardíaco para nuestro viajero espacial.
El especialista en exploración cardiovascular y científico jefe del departamento de análisis médico por ultrasonidos de la NASA afirma que al disminuir el esfuerzo requerido al corazón para funcionar en el espacio este pierde masa muscular y a fin de solventar los problemas que por esa causa encuentran al regresar a la Tierra los astronautas que permanecen en el espacio por largos períodos están trabajando arduamente para concretar medidas que permitan prevenir o contrarrestar dicha merma tisular. También queda pendiente de estudiar los efectos a largo plazo de esa adopción de una forma esférica por parte del corazón, aunque se sabe que la misma resulta en un trabajo menos eficiente.
Lo que también se ha podido comprobar es que a pesar de la debilidad sufrida tras un largo período en el espacio esta es temporal, no tarde mucho tempo en recobrarse la condición inicial de las paredes musculares del corazón tras regresar a Tierra el astronauta.
vINQulo
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