En diciembre de 2013 el propietario de un Bitcoin podría haberlo vendido a cambio de $1.147,25 mientras que hoy se paga menos de $300 por una unidad de esta criptodivisa. El descenso en la cotización de esta moneda virtual ha sido continuo durante 2014 y ahora resta conocer cómo evolucionará en los mercados donde se negocia su cotización.
Recientemente nos hicimos eco aquí en The Inquirer de cómo la publicación especializada Bloomberg había nombrado al Bitcoin como la peor divisa de 2014, en base al imparable desplome del valor de dicha moneda, respuesta quizá al frenético rally alcista que experimentó igualmente su valor de cambio, que partiendo de un nivel similar al actual se disparó de forma muy rápida hasta el filo de los $1.000.
Un inversor especializado en start ups, Fred Wilson, se muestra poco partidario de efectuar inversiones en esta criptodivisa, argumentando que el pésimo resultado obtenido durante 2014 puede constituir una llamada de atención para los inversores que, en lugar de apostar por esta moneda virtual podrían destinar sus energías (y sus fondos) en crear “un nuevo Bitcoin”, una nueva moneda virtual capaz de alcanzar el fulgurante éxito (y con ello la estratosférica cotización y los pingües beneficios) que muchos han obtenido con el Bitcoin.
Algunos no aprenden nunca, y aunque habrá quien en ese caso sea capaz de generar una ingente fortuna, continuará habiendo muchos que no habrán aprendido la lección del Bitcoin.
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