No hay dudas. El 2023 será recordado como el año del boom de la inteligencia artificial (IA), con las aplicaciones de la IA generativa como estandarte.
Esta tecnología de carácter disruptivo seguirá dejándose notar durante 2024, con repercusiones en múltiples ámbitos, incluyendo la gestión de los datos. La americana Commvault lo tiene en cuenta en su previsión de tendencias para el próximo año.
Así, por ejemplo, pronostica que “la inteligencia de datos será una prioridad a nivel directivo”. Commvault cree que en 2024 se terminará gestionando el doble de datos no estructurados, por lo que las organizaciones deben fortalecer su gestión. Esto tiene implicaciones también a nivel de ciberseguridad.
Sobre la relación de la IA con la protección de datos, habrá un replanteamiento. “Durante años, las organizaciones se ha utilizado la IA para obtener más valor o información de los datos, y con respecto a la seguridad de los datos, han confiado en las tecnologías de IA o el aprendizaje automático para la detección de anomalías en los datos de backup que podrían indicar que un posible ataque estaba en juego”, explican desde Commvault.
Como los ataques se van recrudeciendo, alimentados incluso por la IA, esta tecnología “será fundamental para identificar y mitigar las ciberamenazas, lo que exigirá que las organizaciones adopten un enfoque estratégico para la respuesta y recuperación ante incidentes”.
Cabe esperar que en 2024 surjan nuevas amenazas. Los cibercriminales potenciarán la explotación de vulnerabilidades aprovechando herramientas similares a las que ayudan defender los datos.
“Los atacantes podrán incluso llegar a ejecutar modelos predictivos para comprender el grado de impacto o descubrir nuevos parámetros y técnicas”, reza la lista de predicciones.
La IA ganará presencia y la IA generativa ofrecerá recomendaciones, pero no remplazará al elemento humano. Las empresas seguirán dependiendo de la experiencia de sus expertos para evaluar y responder a amenazas.
Por otra parte, Commvault espera un “mayor compromiso a nivel directivo” en lo que respecta a la identificación de riesgos y la toma de decisiones en gestión, para una mejor preparación cibernética y un análisis holístico de la postura de seguridad, empezando por la detección y terminando por la parte de la recuperación.
Los datos y su protección serán una prioridad estratégica, como activo empresarial clave. Por eso será tan importante reconocer y responder rápido a las amenazas que se presenten. Aquí entra en juego la ciberresiliencia, incluyendo la inteligencia de dato.
También será importante la adquisición y el desarrollo de talento, que actualmente escasea. La solución a este déficit de profesionales pasa por enfatizar la actualización de conocimientos y la formación continua de los trabajadores ya existentes.
Lograr la colaboración entre los equipos de ITOps y de SecOps será uno de los objetivos empresariales de 2024. Solamente de esta forma conseguirán las compañías dejar de trabajar en silos y enfrentarse con eficacia a los incidentes.
Además, las empresas necesitan conocer a fondo las normativas vigentes y las que se encuentran en proceso de elaboración, incluyendo aquellas regulaciones relativas a la inteligencia artificial. También deben estar al corriente en cumplimiento de datos, con leyes que varían de unos lugares del planeta a otro.
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