El 75% de las profesiones que más se demandarán en 2030 aún no existen
Colaboración entre los robots y los seres humanos permitirán concentrarse en tareas de mayor valor añadido y los técnicos se encontrarán “aumentados” con una experiencia inmediata.
Que las nuevas tecnologías supondrán grandes cambios en el sector industrial es una realidad cada vez más asentada. La inteligencia artificial, la realidad aumentada o la impresión 3D son la clave para mejorar el rendimiento, reducir los costes operativos y abrir nuevos mercados. Sin embargo, las empresas del sector industrial todavía no han terminado de adaptarse a este cambio.
Segula Technologies, grupo de ingeniería mundial que ayuda a impulsar la competitividad en los principales sectores industriales, desvela los parámetros que resultarán claves para la competitividad en el sector industrial.
El sector industrial se encuentra inmerso en una amplia digitalización de los procesos de trabajo, es decir, la introducción de herramientas digitales (tablets, smartphones…) que ayudan a gestionar las actividades, asisten al operador en sus acciones y toman decisiones bien informadas. Todo esto ocurre en múltiples plataformas y en tiempo real, algo que muestra que la revolución 4.0 también está en marcha en este sector. Otras soluciones digitales también prosperan tales predictivo, la formación en realidad aumentada y la reevaluación de las estrategias de posventa a través de la fabricación de aditivos. Estas tecnologías son utilizadas cada vez más por las grandes empresas, especialmente las que se basan en una entidad de “fabricación digital”.
Las actividades de la industria están también evolucionando como resultado más allá de la tecnología. Gracias a la tecnología digital, está surgiendo todo un modelo económico basado en el conocimiento y la experiencia.
La colaboración entre robots y seres humanos poco a poco va aportando soluciones para eliminar las tareas repetitivas. El movimiento dentro de una fábrica se simplifica y se vuelve algo más autónomo. Las gafas conectadas, la realidad virtual y aumentada y otras tecnologías van ayudando a digitalizar la experiencia y a hacerla más accesible, sencilla y rápida. Lo que significa que en un futuro próximo las personas serán capaces de dedicarse a tareas de mayor valor añadido y los técnicos se encontrarán “aumentados” con una experiencia inmediata. Estas revoluciones, por tanto, representan un activo considerable en términos de transferencia de conocimientos y formación como una fuente de ahorros gracias a la mejora del rendimiento de los procesos operativos.
El enfoque estratégico es la acción que puede generar múltiples beneficios. Los datos estratégicos, la conectividad y ciberseguridad de acuerdo a las características restricciones de cada industria, deben conllevar a implementar una solución específica de las disponibles en el mercado que pueda ser adaptada durante la fase de integración.
La posible redefinición de la estrategia de diseño y producción a través de la fabricación aditiva puede llevar a una reconsideración exhaustiva de la estrategia global de la empresa. La producción bajo demanda, la personalización de los productos, la creación de unidades de producción descentralizadas y la redefinición de la estrategia de posventa son áreas clave que se ven afectadas por esta tecnología.
Y también el factor humano resulta esencial para desplegar una estrategia digital con las competencias y apoyo necesarios. La falta de competencias técnicas es uno de los principales obstáculos para la digitalización de una empresa. Sin embargo, el factor humano no se limita a las personas que trabajan directamente en estas nuevas profesiones. En última instancia, todas las actividades de una empresa terminarán por verse afectadas por la evolución de las tecnologías. Por lo tanto, la gestión del cambio está en el corazón del reactor digital. La experiencia en apoyo forma parte, naturalmente, de todos los proyectos de transformación.
El Foro Económico Mundial aporta como directrices para desarrollar correctamente las profesiones del futuro, disponer de capacidad para resolver problemas difíciles y trabajar en equipo, conocimientos tecnológicos, pensamiento crítico, perseverancia y empatía. Según un estudio de la Universidad Europea de Madrid, el análisis de Big Data, el Internet de las Cosas, la Realidad Virtual, la Realidad Aumentada y la capacidad de resolución ante problemas complejos, demandarán mano de obra cualificada, con una formación especializada y con una base muy práctica. Triunfarán aquellos que se decanten por las carreras STEM. Es decir, se buscan perfiles que integren el conocimiento científico, tecnológico, matemático y de ingeniería.