La educación ha tenido que adaptarse, a marchas forzadas, a la situación provocada por la crisis del Coronavirus. Seis de cada diez padres y madres consideran que el formato online reduce la calidad de la formación y su efectividad empeora en edades más tempranas.
Además, casi el 70% cree que la educación online no es apta para todas las asignaturas y que debería combinarse con la educación presencial. La importancia de socializar e interactuar o los efectos que produce el estar de manera excesiva delante de una pantalla son las preocupaciones que más se han remarcado en el estudio que ha llevado a cabo ING sobre el impacto del Covid-19.
En cuanto al inicio del curso escolar, el 68% de los padres y madres confía en que la reapertura de las escuelas será con horario estándar y a tiempo completo. Más concretamente, cuatro de cada diez creen en la reapertura con modalidad presencial y el 30% considera que finalmente la opción que se adoptará por las distintas Comunidades Autónomas será una que compagine la formación online y la presencial. Sin embargo, el 8% defiende que primará la formación online y el 22% que existe aún incertidumbre para saber qué ocurrirá.
Las dudas con respecto a la vuelta cole van ligadas al regreso a la oficina de los progenitores, cuyos horarios y modelos de trabajo también se han visto modificados por la pandemia. Aunque en los últimos meses se ha impulsado el teletrabajo, actualmente sólo un 10% de los encuestados declara tener un trabajo remoto, si bien el 18% espera poder trabajar desde casa al 100% hasta finales de año. En cambio, casi la mitad de los padres y madres (49%) lo hará de forma presencial en los próximos meses, y uno de cada cinco proyecta que trabajará en una modalidad mixta, combinando presencial y en remoto. En cuanto a la situación vivida durante el confinamiento, un 47% de los encuestados afirma que les ha resultado duro combinar el teletrabajo con la educación por canales digitales de sus hijos e hijas.
Proyectando un posible escenario de clases online, se detecta un impacto considerable en las economías domésticas de las familias. Tres de cada diez encuestados (31%) asegura que disponen de un horario flexible que les permitiría organizarse bien y el 37% podría repartir responsabilidades con su pareja y seguir trabajando. Por su parte, uno de cada cuatro padres declara que necesitaría ayuda de familiares que se hiciesen cargo de sus hijos e hijas mientras ellos trabajan. Sin embargo, para el 10% podría suponer una pérdida de empleo o una reducción de jornada, mientras que el 8% declara que necesitará ayuda financiera si tiene que trabajar presencialmente mientras sus hijos e hijas dan clase desde casa.
El impacto del COVID-19 en las economías domésticas ha aumentado la preocupación por la educación financiera. De hecho, cerca de la mitad de los padres y madres encuestados (47%) declara que el próximo año escolar los colegios deberían enseñar más conocimientos financieros, ya que esta situación ha puesto de relieve la importancia de que sus hijos e hijas reciban formación financiera y de gestión del dinero. Además, destacan la utilidad de las herramientas digitales. Casi uno de cada tres declara que hoy en día sus hijos e hijas están aprendiendo más sobre cómo gestionar el dinero y adquiriendo conocimientos financieros a través de herramientas y juegos digitales
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