Mientras que en España el 97 por ciento de los encuestados responsabiliza al Gobierno de no proporcionar suficiente información sobre las repercusiones negativas de las ondas electromagnéticas. Sin embargo, cada poco tiempo aparecen estudios científicos relacionados con el tema sin que se logre llegar a un resultado definitivo.
El pasado 4 de febrero, con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, la Universidad de Nuevo Gales publicó un
informe en el que se ponía de manifiesto la improbabilidad de contraer esta enfermedad por usar el teléfono móvil. El estudio considera que el alcohol, el tabaco y la exposición al sol son factores reales de riesgo importante y disipaba las dudas sobre los efectos cancerígenos del café, los desodorantes, los implantes mamarios, el agua fluorada y los teléfonos móviles.
Por su parte,
científicos japoneses también han investigado sobre este tema llegando también a una conclusión tranquilizadora para los usuarios. La utilización del teléfono móvil no aumenta el riesgo de padecer tumores cerebrales.
Para llegar a este resultado, los investigadores del centro de la mujer en Tokio consideraron los efectos de la radiación en distintas partes del cerebro, comparando el uso que hacían del teléfono 322 personas que sufrían cáncer con la utilización que hacían del mismo aparato 683 personas sanas, concluyendo que las probabilidades de contraer la enfermedad no variaban de forma significativa.
Pero no todos los estudios concluyen igual, una investigación realizada un por el instituto sueco Karolinska y la Universidad del Estado de Wayne de EEUU revela que la radiación producida por los teléfonos móviles podría afectar a la calidad del sueño. Según este informe publicado por la
BBC, hablar por el móvil antes de meterse en la cama repercute en la calidad del sueño.