EEUU se reafirma en su postura de no ceder el control de la Red
La Unión Europea pretende reemplazar el control norteamericano sobre la Icann por un órgano intergubernamental separado de las Naciones Unidas.
La segunda fase de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información ha comenzado y parece remota la posibilidad de un acuerdo sobre el control de Internet, actualmente en manos de Estados Unidos. El comité preparatorio de la Cumbre no ha logrado convencer a EEUU de que ceda a un control multilateral de la Red, tal y como apoya la ONU.
La delegación estadounidense plantea que no puede perder el control por la importancia que la Red tiene para su economía nacional y la necesidad de evitar que se produzcan “distorsiones” en caso de una supervisión multilateral. De hecho, uno de sus miembros señaló a los periodistas que Internet “es un autobús con un chófer que funciona bien, y no vamos a poner cien chóferes al mando de un solo vehículo”.
Estados Unidos alude también al problema del terrorismo cibernético y añade que sería contraproducente compartir el control de Internet con países que reprimen las libertades y los derechos humanos.
El grupo especial de trabajo sobre el futuro de la Red, creado tras la primera fase de la Cumbre celebrada en Ginebra en diciembre de 2003, opina por el contrario que se deben crear las condiciones para que todos los países puedan hacer oír su voz.
La Unión Europea está presente en Túnez con una fórmula de compromiso que consistiría en suprimir el control político de EEUU sobre la Corporación que asigna nombres y números de la Red, Icann, y reemplazarla por un órgano intergubernamental de carácter técnico y separado de las Naciones Unidas.
Los Veinticinco han propuesto también la creación de un Foro internacional para discutir el control de Internet, en el que participarían las asociaciones y el sector privado relacionado con las telecomunicaciones.
Donde sí parece despuntar el consenso es en marginar a la ONU de la supervisión de la Red. Tan sólo los delegados de Africa, Asia, América Latina y del mundo árabe siguen batallando por dar a la ONU la responsabilidad de la Red, incluso si Annan no se declara partidario de ello y prefiere un consenso entre gobiernos.