Tarifa plana de ebooks: ¿es el de Spotify un modelo aplicable a los libros?

El modelo de la biblioteca se hace online: acceso vs propiedad

La industria editorial ha decidido por fin aceptar esta revolución y lanzarse a digitalizar sus catálogos. Si llegaron tarde es porque, como apunta Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores, “hasta hace muy poco no ha habido dispositivos de lectura a unos precios razonables”. Ahora, no obstante, se enfrentan a un nuevo reto: el de lograr que los usuarios compren esos ebooks que,  en muchos casos, tienen precios que son percibidos como demasiado elevados para un objeto no físico.

¿Les está costando a los usuarios entender que aunque no puedan tocar el libro, este sigue teniendo un valor? Ávila rompe una lanza a su favor, e indica que los precios de los ebooks son efectivamente elevados, al menos en España. “Una de las razones de que los libros digitales tengan el precio actual reside en un IVA del 21%”, a diferencia de los libros impresos, que tienen un IVA reducido del 4%. “No tiene sentido mantener un IVA en el libro digital diferente al del papel”, explica.

Ante este panorama en el que la compra de ebooks es todavía cara para los libros editados en España, optar por un sistema de suscripción en el que se paga por el acceso y no la propiedad podría ser la solución. Además ese paso mental, ese aceptar el “alquiler” cuando se estaba más acostumbrado a la compra, ya se ha demostrado que no es complicado cuando los contenidos son digitales. En el caso de los libros, además, existe el referente offline de las bibliotecas. No debería haber problemas.

Aitor Grandes, CEO de 24symbols, llama “minimalismo digital” a este paso “de un objeto físico a un servicio”, y el CEO de Scribd, Trip Adler, explica que esa “experiencia mejor para los consumidores” que ofrecen Netflix o Spotify es una clara inspiración. “Estamos aplicando el mismo modelo a los libros, de forma que los lectores puedan pensar en qué leer y no en qué comprar”. Y, si bien todos son conscientes de que los libros ofrecen características específicas que hacen que no sea tan fácil equipararlos al mundo de la música o audiovisual, ven claro que la suscripción puede ser la respuesta.