Ciertamente, lo más llamativo se producía en el acceso a las salas que Microsoft había alquilado en el multicine Kinépolis de la Ciudad de la Imagen. La larga y serpenteante fila llegaba con parsimonia al doble cordón de seguridad, y como si se tratara de pedir clemencia a los dos porteros de discoteca que pinganillo en la oreja y manos cruzadas en la entrepierna imponían el “nada de tonterías a partir de ahora”, la chavalería estudiantil bajaba la voz y era obligada a dejar en el guardarropas las prendas de abrigo, paraguas, cascos de moto y cualquier objeto que la organización pudiera considerar sospechoso. Evidentemente, el nivel 4 aquí se ejercía con toda consecuencia. Media hora después de haber pasado por el mostrador de las acreditaciones, la ponencia de apertura a cargo de José Bonnin llevaba diez minutos comenzada, llenando por completo su sala y la de al lado, que debí seguir desde las estribaciones más altas del patio de butacas vía streaming en la pantalla gigante del cine, eso sí con gran calidad visual y sonora.
“La tecnología cada día está más presente en nuestras vidas, pero también lo está de una manera más invisible. Hasta hace muy poco parecía que estuviera sólo concentrada en el hardware que podíamos tocar, pero esta revolución es ahora mucho más software y se encuentra fuera del alcance físico y visual: está en la nube”, señalaba Bonnin, Technical Evangelist Manager de Microsoft. “El cloud incrementa la potencia computacional de cualquier dispositivo conectado, es la verdadera revolución, ya no está en el chip sino en lo que lo sustenta: machine-to-machine, big data, internet of things…”.
Para Bonnin, “los desarrolladores somos quienes nos anticipamos a la solución del problema cuando aún no existía. De hecho, ahora se materializan proyectos que empezamos en el año 2000 y parecían ciencia ficción, como el Skype Translator, una app de consumo que permite la traducción por voz en tiempo real, o el Instituto del Futuro de la Humanidad de la Universidad de Oxford sobre inteligencia artificial, capaz de distinguir reconocimiento de rostros entre gemelos… ¡y hasta identificar las actividades humanas!”.
Y es que en estos últimos 25 años, los ingenieros de Redmond han tratado sobre todo de romper las barreras impuestas por tres principales hechos: los límites del tiempo, los límites de la naturaleza y los límites de la computación. “Hoy día ya hay más dispositivos que humanos, que producen una cantidad ingente de datos que no da tiempo a digerir ni procesar; por otro lado, por mucho que nos empeñemos, seguimos teniendo los sentidos más inferiores del reino animal; finalmente, llevamos 50 años cumpliendo drásticamente con la ley de Moore y ésta no es infinita”, explica Bonnin. “Sin embargo, ante el límite del tiempo, hoy hemos sido capaces de traer y reproducir imágenes de Marte aquí en laboratorio, ahorrándonos nuevos viajes en coste y tiempo; por otro lado, con HoloLens hemos creado nuevos puntos de interconexión entre humanos y máquinas para aumentar con la visión artificial nuestra creatividad y realizar tareas en paralelo, mientras que con Cortana y el machine learning hemos creado un asistente personal que cuanto más tiempo pasa con nosotros mejor nos conoce; finalmente, con Azure hemos podido ampliar el don de la ubicuidad, de la seguridad y de la computación a escala casi infinita, todos los días ampliamos literalmente su capacidad y reducimos costes, y las arquitecturas GTPA ya están implementadas en Bing, son aceleradores por hardware para reducir los requisitos del centro de datos. ¿Qué será lo próximo? Quizás la computación cuántica y el cifrado homomórfico, leer cifrado sin descifrar”.
O lo que es lo mismo, la computación invisible o poder encajar la tecnología en cada vez más facetas de nuestra vida de manera más natural, e interactuar con ella a través de la vista, la voz, los gestos. Y un paso más allá, ya se está poniendo las bases de la próxima revolución industrial, la Industria 4.0, conectar todas las líneas fabriles y logísticas con miles de sensores, y poder analizar en tiempo real toda esa información, adelantándose a las necesidades de producción con mantenimiento predictivo, ajustando los ciclos para obtener la máxima optimización de los recursos.
De eso se trata cuando se ponen los equipos devops a trabajar y a desarrollar aplicaciones “reales”, y eso es lo que quiere Microsoft dar a conocer, que su stack de desarrollo es de los más completos y potentes pues abarca todas esas esferas presentes y futuras de la vida, los negocios y la industria: Azure, .Net, Visual Studio, Windows 10, Office 365… “Nosotros no nos movemos por modas, porque a veces imitar sólo no sirve, y los responsables de las arquitecturas de desarrollo deben valorar una serie de factores y condicionantes”, apunta Bonnin, “como son la madurez del entorno, las garantías de que no vaya a desaparecer a las primeras de cambio fruto del darwinismo informático, cómo ha ido y va evolucionando, el ecosistema y las librerías y las APIs que se van creando a su alrededor, la curva de aprendizaje y las barreras de entrada… programar es difícil, por mucho que lo queramos simplificar, y a todo ellos hay que sumar la situación crítica del mercado, y los ingenieros de .Net son los que más oportunidades de trabajo están hallando con un incremento en el número de ofertas del 95% el año pasado”.
Un detalle que hace sólo un par de años, en la era Ballmer, hubiera sido impensable: Microsoft adalid del opensource, desarrollando en código abierto, fomentando comunidades de ‘dotneters’ donde cualquier persona pueda participar, revisar y compartir sus query requests y demás, de acceso libre disponibles en un Github público. “Sí, son tremendas las oportunidades que se abren a los desarrolladores y tremendas las responsabilidades, porque, ¿quiénes son los que pueden hacer que una empresa, un país entero, crezca enormemente?”, preguntó Satya Nadella, CEO de Microsoft, nada más empezar su charla, a la audiencia. “La misión de Microsoft es empoderar a cada persona y a cada organización del planeta para que pueda hacer más en su día a día. Se están reinventando los procesos de negocio y los niveles de productividad, ahora prima la colaboración, el conocimiento y la inteligencia”.
Ante 1.700 desarrolladores presenciales -5.000 vía streaming- Nadella mencionó cómo empresas españolas tal que Barrabés, Auraportal, Codice Software o Encamina estaban contribuyendo con sus aportaciones a aumentar la inteligencia en la nube, logrando extraer del análisis del comportamiento, el contexto, el tiempo real o la transparencia modelos que permitían enlazar un éxito con otro… “La unificación de herramientas como Ofice 365, Internet Explorer, Bing, Skype o One Drive está haciendo que ya no haya barreras ni distancias. Trabajar ya no es un sitio donde ir de nueve a cinco, es hacer que las cosas sucedan allí donde estemos”.
La suite Visual Studio proporciona un completo IDE de desarrollo, con un editor optimizado de código, herramientas de gestión de equipos y proyectos y nuevos servicios, que junto al entorno abierto y flexible de .Net suman un conjunto de aplicaciones, frameworks e infaestructuras multiplataforma que permite a los desarrolladores construir nuevas soluciones cloud independientemente del sistema operativo incluidos Linux, OSX, Android y Windows, “o una única aplicación universal que se adapta a cualquier tipo de dispositivo donde se ejecute Windows 10, ya sean ordenadores, smartphones, tabletas, videoconsolas, wearables e incluso dispositivos IoT”, apunta Nadella. “Cualquier cosa del mundo analógico es ahora llevada a lo digital. No hay límite para la imaginación. Cuando cambias la forma de ver el mundo, puedes cambiar el mundo que ves”.
Una cita de sir Arthur C. Clarke, autor de entre otras odiseas la de 2001 que dio pie a la película de Stanley Kubrick: “Toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”, rondaba las cabezas de los asistentes. Sí, bueno, hasta que a la salida de la sala volvían a estar allí imperturbables los “mikethyson” de traje negro como diciendo: aquí ha estado uno de los hombres más poderosos del planeta… y empezó en un off-shore tirando líneas de código como tú. “¿Quieres ser el siguiente?”.
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