Los “wearables” o esos dispositivos que permiten llevar la tecnología puesta encima, entre los que destacan relojes y pulseras, se han convertido en una de las apuestas de futuro de fabricantes, distribuidores y usuarios. Hablamos con todos ellos.
Las fronteras entre lo que es un complemento y lo que se convierte en utilidad se han difuminado gracias a la evolución constante de la tecnología. Ahora las apariencias engañan. Cualquiera puede colocarse en la muñeca una pulsera que decore su vestuario o un reloj que dé la hora, sin más molestia que acordarse de llevarlo puesto al salir de casa. Pero también es posible moverse de un lado a otro acompañado por un dispositivo inteligente que sea capaz de hacer ambas cosas, y otras cuántas más. Adosados igualmente a la muñeca, los smartwatches surten a su dueño con información de todo tipo, desde llamadas entrantes y alertas de redes sociales a mediciones de la actividad física.
Un smartwatch es, algo tan sencillo y tan complejo al mismo tiempo, un reloj dotado de inteligencia. Se trata de un producto de wearable technology que entre sus especificaciones luce una pantalla donde mostrar los datos que maneja y otras características que llegan a recordar a las de los teléfonos móviles. De hecho, suelen funcionar emparejados con ellos. ¿Y qué es la wearable technology? Consiste en tecnología que ha sido diseñada para llevar puesta encima y que, por lo general, no abulta demasiado. Por algo se dice que en el trato supone algo así como vestir un ordenador de dimensiones reducidas. Hay gafas que responden a estas premisas. Hay ropa. Hay calzado. Hay anillos. Hay brazaletes. Y hay relojes.
No se trata de un concepto nuevo. Hace una década que una Microsoft comandada por Bill Gates introducía su proyecto SPOT, siglas de Smart Personal Objects Technology, con la pretensión de perfeccionar objetos de corte cotidiano. E, incluso antes, la surcoreana Samsung lanzaba su “watchphone” SPH-WP10, que tuvo secuela en forma de S9110. Sin embargo, no ha sido hasta meses recientes que se ha comenzado a extender el “virus” de lo wearable, de fabricante a fabricante. En la lista de “infectados” continúan apareciendo los nombres de Microsoft y Samsung. Y una de las categorías por las que la industria está apostando con mayor fervor es, precisamente, la de los smartwatches.
Quién es quién en el mercado smartwatch
Uno de los veteranos en esta oleada de interés reciente se llama Pebble, cuyo primer modelo de smartwatch fue financiado a través de una campaña de crowdfunding en KickStarter que se desarrolló en la primavera de 2012. ¿La prueba de que la propuesta del reloj inteligente interesaba? Sus responsables pedían 100.000 dólares y acabaron multiplicando esa cifra por 100, consiguiendo más de 10 millones. El resultado, Pebble Watch, es un reloj de aspecto deportivo disponible en cinco colores diferentes que, pese a estar construido con un sistema operativo propio, funciona con iPhones, iPods Touch y dispositivos Android. Esta compatibilidad diversa explicaría en parte su éxito.
Por su parte Pebble Steel, una segunda versión más estilosa que llegó en 2014, se encuentra disponible en acabados Brushed Stainless y Black Matte. Ambas materializaciones de Pebble comparten características clave de diseño como la tecnología ePaper, la capacidad de lectura bajo el sol y la resistencia al agua. Con un precio de 129 euros, el modelo original es uno de los smartwatches más económicos que se pueden encontrar en el mercado. También destaca por su ligereza con 38 gramos. No tiene pantalla a color pero, a cambio, ofrece hasta 7 días de duración de la batería.
En noviembre de 2013, Qualcomm lanzó Toq, otro smartwatch que aún se puede encontrar a través de distribuidores como Amazon y que admite lectura en exteriores. En este caso se debe al uso del panel de bajo consumo Mirasol, que refleja la luz y siempre está activo. Otros detalles que lo diferencian son una experiencia Bluetooth estéreo y la carga inalámbrica mediante WiPower LE. “Decidimos desarrollar Toq como el diseño wearable de referencia para un dispositivo portátil siempre encendido y conectado que puede durar varios días sin necesidad de carga”, explica a Silicon Week Eloy Fustero, director de marketing y desarrollo de Qualcomm en España y Portugal. “Creímos que era importante ofrecer un producto que destacara por su potencial ya que otras empresas estaban desarrollando soluciones para ellos”.
¿Por ejemplo? Sony, que ya se ha echado a sus espaldas tres ediciones sucesivas de SmartWatch, conocidas como Sony SmartWatch, SmartWatch 2 y SmartWatch 3. El que se mantiene a la venta en estos momentos es el tercero. Aunque no hace ni año y medio que SmartWatch 2 fue lanzado, aparece marcado como descontinuado en la tienda online de Sony.com. Su sustituto supone una mejoría, en especial, a la hora de relacionarse con smartphones compatibles. ¿Por qué? Porque es el primer reloj fabricado por Sony en ejecutar Android Wear. Este sistema operativo fue concebido por Google el año pasado como una versión más de su plataforma móvil que es capaz de profundizar en la comunicación de viva voz, la entrega de notificaciones y la actividad física.
Lo bueno de Android Wear es que funciona con todos aquellos móviles que se basan en Android 4.3 o cualquiera de las numeraciones superiores del software del androide verde. Y, aunque Sony se ha mantenido fiel a características como la conexión vía Bluetooth y NFC o esa resistencia al agua que tanto caracteriza a sus productos, SmartWatch 3 puede presumir de ser más ligero y otorgar mejor resolución a una pantalla que no varía de tamaño. Con tecnología LCD Transflective es otra de las que garantizan visión a pleno sol. En el CES 2015 se ha anunciado una variante en acero inoxidable que saldrá al mercado en febrero.
Cuadrados, redondos y curvados
La variedad de modelos vuelve a estar presente en la cartera de otra empresa asiática, Samsung. Esta compañía empezó su andadura en smartwatches con el Galaxy Gear, que en dos meses de disponibilidad y pese a sus limitaciones alcanzó las 800.000 unidades. El impulso de esta tentativa inicial fue tal que le sirvió a Samsung para comandar en distribuciones de smartwatches por delante de sus rivales, según datos de Strategy Analytics. La renovación, sin embargo, llegó pronto Al poco tiempo de lanzar Galaxy Gear, fue presentada una pareja de relojes que, además de salirse de la línea familiar Galaxy, se basan en el propio sistema operativo de la casa: Tizen. Son Gear 2 y Gear 2 Neo.
Con unas cuantas especificaciones en común, Gear 2 y Gear 2 Neo se diferencian en sus dimensiones, siendo uno más compacto y el otro menos pesado. Aunque también sobresale el hecho de que Gear 2 incluye su propia cámara fotográfica, como ya lo hacía la primera generación de relojes Samsung. Los usuarios que busquen captar escenas de la vida que surgen de improviso tendrían en él a un aliado. Otra cualidad a tener en cuenta es su relación con otros dispositivos, más allá del smartphone, sirviendo de mando a distancia del televisor. Y como no hay dos sin tres, y parece que tampoco existen tres sin cuatro ni cinco, la lista actual de relojes Samsung no acaba ahí.
Continúa con Gear S, un smartwatch de pantalla totalmente curvada que es capaz de actuar de forma independiente al móvil que siempre acompaña a estos dispositivos gracias al soporte de 3G, aparte de Wi-Fi y Bluetooth. Asimismo, está preparado para navegar con los mapas de Nokia HERE. La colección se completa con Gear Live, el regreso de la marca a Android que se integró en el mercado Google Play justo al mismo tiempo que el G Watch de LG con pantalla que nunca duerme. Esto es, con una pantalla que permanece encendida en todo momento y que facilita consultas rápidas, sin pasos intermedios. Y si se tiene la mala fortuna de tirarlo al agua, no pasaría a nada, con la condición de que suceda a menos de un metro de profundidad y durante media hora como mucho.
“Para nosotros es una tecnología más que facilita y mejora el día a día de nuestros consumidores”, describe el director de Marketing de LG España, Elías Fullana al justificar la entrada de su compañía en smartwatches. “Además, en LG creemos que estos dispositivos pueden ofrecer opciones muy interesantes tanto por sí mismos, como al conectarlos con otros equipos que ya fabricamos como tablets, móviles o televisores”. Fullana señala que “el principal reto para nosotros es ofrecer dispositivos capaces de aunar las mejores prestaciones tecnológicas en un diseño elegante y práctico”.
Es algo con lo que está de acuerdo el equipo de Motorola. Desde este fabricante nos dicen que “los consumidores exigen wearables útiles con los que resolver sus problemas cotidianos, y no sólo dispositivos novedosos. Por eso, las compañías tienen que ofrecer productos convincentes, significativos y diseñados con gusto que parezcan estar destinados a ser una parte de su día a día”. Y ése sería precisamente el motivo que habría impulsado “el diseño de esfera redonda y el funcionamiento sencillo de Moto 360“, otra de las alternativas que hay que analizar a la hora de hablar de smartwaches. No en vano, sus existencias se agotaron en la Web el mismo día de su estreno. Bien con correa de cuero, bien con una de metal, este reloj es de los pocos que existen con forma circular.
Otro es el LG G Watch R con tecnología Plastic OLED que aprovecha por completo el espacio con 320×320 píxeles de resolución frente a los 320×290 de Moto 360. Presentar una esfera que es realmente una esfera distingue a ambos. “En términos de wearables nos dimos cuenta de que el diseño era una característica a mejorar. La mayoría de los smartwatches son una especie de miniatura de los smartphones que se lleva en la muñeca y lo que nosotros queremos es crear un diseño de wearable hermoso que sea fácilmente integrable en la vida diaria”, continúan las fuentes de Motorola que hemos consultado en Silicon Week, que destacan que el suyo “ha sido el primer diseño redondo para Android Wear y está hecho con materiales de primera calidad como los relojes clásicos premium”.
Motorola asegura que “estamos asumiendo un enfoque a largo plazo en innovación con Moto 360”, aunque hasta la fecha éste es su único reloj. Asus coincide con ella al participar en la fiesta de los wearables que se colocan en la muñeca con un producto, por ahora, solitario. ZenWatch apenas lleva unos meses entre nosotros y no luce un diseño redondo pero sí que presenta una pantalla desarrollada con cristal curvado, lo que recuerda a Gear S. Hace hincapié, además, en cuestiones de personalización al admitir un centenar de combinaciones con las que animar su esfera. Otro par de detalles sobre él: permite manejar la cámara del móvil de forma remota y controlar presentaciones.
Tabla comparativa de los principales modelos
A continuación, una comparativa entre las especificaciones de los smartwatches que los principales fabricantes tienen a la venta, más el Apple Watch (para ver el contenido en grande, pincha en la imagen o abre este enlace en una nueva pestaña):
El lanzamiento inminente de Apple Watch
Pebble, Qualcomm, Sony, Samsung, Motorola, Samsung y LG, que ya trabaja soportar webOS, son los artífices de los principales smartwatches del mercado. Pero no son los únicos. El diseñador Michael Bastian ha dado su toque a MB Chronowing, un producto masculino de lujo que cuenta con el beneplácito de HP. El músico will.i.am se encuentra detrás de PULS. Alcatel OneTouch quiere liderar el sector de los asequibles con su Watch. Swatch demostraría que los clásicos no mueren a causa de la evolución tecnológica con Swatch Touch. Garmin cuenta en su haber con epix y vívoactive, entre otros wearables. HTC participará en este sector de la mano de Under Armour, ¿quizás con un reloj? Blocks Wearables apuesta por la modularidad. Archos ha anunciado sus propios SmartWatches. Meta compite con modelos tipo M1.Y BURG, Halo y Polar también han hecho sus propuestas.
Uno que no se puede comprar aún, no por mucho tiempo, es el reloj de Apple. Bautizado como Apple Watch y basado en iOS, sabemos que vendrá en tres versiones diferentes (la básica Watch, la deportiva Watch Sport y la de lujo Watch Edition con oro de 18 quilates). A esto hay que sumar un buen puñado de opciones de configuración entre correas, esferas y software. También se han desvelado ya funcionalidades como el registro de los latidos del corazón o la capacidad de diferenciar entre gestos sutiles y pulsaciones fuertes. Y, sobre todo, el hecho de que cuenta con una rueda lateral de nombre Digital Crown que permite operar sobre el contenido sin taparlo.
Lo que se desconoce es cómo rendirá su batería y en qué grado afectará al sector su lanzamiento. Los analistas confían en que sea un revulsivo. Por ejemplo, si revisamos las expectativas que tiene Ramon T. Llamas, director de investigación sobre Wearables, Teléfonos Móviles y Smartphones en IDC, el primer lugar lo ocupa “un empujón por parte de Apple”. Llamas se atreve a pronosticar que la firma de Cupertino “enviará 22 millones de unidades en 2015″. El analista de investigación de Juniper Research James Moar, con el que también hemos hablado, concuerda en que “Apple es el mejor reclamo para los smart watches como categoría”. El pero lo pondría la naturaleza de su ecosistema y el coste. “La exclusividad de iOS y su alto precio (a partir de 349 dólares) significa que va a estar fuera de consideración para muchos consumidores”, prevé este profesional que centra su labor en teléfonos y dispositivos.
¿Supondrá eso un gran obstáculo para su rendimiento final? No necesariamente. Es algo que sucede ya con el iPhone. “Creemos que Apple ayudará a definir el mercado y que Apple Watch funcionará bastante bien”, nos aclara Daniel Mate, que se encarga del servicio de Análisis de Wearable Technology en Canalys. La empresa de la manzana mordida “ha juntado todo el hardware a medida que se necesitaba para avanzar en la categoría, y el diseño industrial del producto atenderá a un público mucho más amplio de lo que han hecho smart watches anteriores”, cree este experto. Mate concede, eso sí, que junto al software de Apple Watch, Android Wear será otro de “los principales sistemas operativos para wearables” que “impulsarán el crecimiento en los próximos años”.
Canalys ha publicado algunas previsiones que adelantan un vuelco bastante significativo a lo largo de los próximos doce meses en la relación que se ha establecido entre lo que ella denomina “basic bands” y “smart bands” (Apple Watch incluido). La opción inteligente y completa no sólo adelantará a la categoría más básica, sino que prácticamente la doblará en unidades, con unos 28,2 millones para este 2015. Otro tipo de “smart band” podría ser Microsoft Band, usable con Windows Phone en combinación con el asistente personal Cortana, pero también con iPhone y teléfonos Android. Presta especial atención al estado físico de su dueño, monitorizando ritmo cardiaco, calorías perdidas, pasos dados y patrón de sueño. Y muestra alertas sobre mensajes, eventos, información financiera y del tiempo.
Cuando los relojes sirven para mucho más que dar la hora
Al fin y al cabo, ese tipo de cosas es a las que se dedica cualquier smartwatch que se precie. El cometido de estos relojes de última generación ha dejado de ser, únicamente, informar sobre la hora, el día, el mes o el año en el que vive su propietario. Una de sus utilidades consiste en convertirse en correa de transmisión del smartphone, ahorrándole al usuario el engorro de sacarlo del bolsillo a cada rato, cada vez que suena una notificación. Mensajes de texto o procedentes de apps de mensajería instantánea, actualizaciones de redes sociales, llamadas entrantes y cuestiones similares se canalizan a través del smartwatch. Y eso es una ventaja. Así lo corrobora Santiago Martínez, desarrollador de Android y poseedor de un LG G Watch que valora, “sobre todo, no perder tiempo en sacar el teléfono para cosas poco importantes”.
“Alguien te escribe, echas un vistazo al reloj y, si no es importante, sigues con lo que estabas haciendo. Incluso puedes responder si es algo corto como ‘vale'”, detalla este usuario. “Al final si sacas el teléfono, terminas por contestar y pierdes el foco de lo que estabas haciendo”. Y esto no es lo único para lo que demuestra ser útil. Martínez también suele usarlo “para cambiar las canciones y subir o bajar el volumen cuando voy por la calle, para contestar llamadas si tengo el teléfono lejos y no me da tiempo a llegar o colgarlas disimuladamente si estoy en una reunión, para controlar el Chromecast sin tener que sacar el móvil o para consultar rápidamente mi agenda del día”. O, más sencillo aún, para “enterarme siempre de que me llaman” aunque el móvil esté insonorizado.
El simple hecho de que el reloj se lleve pegado a la piel impide pasar por alto cosas de forma no intencionada. Basta con una vibración. Y basta también con que las distintas compañías y desarrolladores vayan entregando aplicaciones para wearables, que exploten sus capacidades y las enriquezcan. Lo acaba de probar BlackBerry con BBM y lo han hecho antes otras como OneNote, que propone dictar notas. “Los wearables, y más en concreto los smartwatches, están en pleno auge”, reconoce Elías Fullana, de LG España. “Tanto los fabricantes de hardware como los creadores del software estamos logrando avances continuos. Tenemos que cohabitar y remar en la misma dirección”, incide, “por eso la relación de LG con los desarrolladores es de cooperación y mantenemos muy abiertos nuestros canales de comunicación”.
De esta comunicación depende que se amplíe la variedad final de software y que los smartwatches hagan una transición completa desde un concepto de mera moda hasta el de necesidad. Es algo en lo que todavía hay que trabajar, a pesar de gestos como la creación de un apartado especial en Google Play para Android Wear y de que Pebble haya abierto su propia tienda. El analista de IDC Ramon T. Llamas reclama, precisamente, “un conjunto de aplicaciones que los usuarios quieran”, mientras que el de Canalys Daniel Mate espera “ver cómo la vida de la batería mejora de manera significativa, cómo un mayor número de sensores de salud y fitness será integrado en los dispositivos y cómo las aplicaciones se aprovecharán mucho más de estas plataformas y de sus sensores conforme avance el tiempo. Monitorizar la presión arterial”, concreta, “es un ejemplo de funcionalidad que puede llegar al mercado con el tiempo”.
A día de hoy, la salud es uno de los temas que monopolizan el potencial de los dispositivos tipo smartwatch. Al encontrarse en contacto directo con el usuario y su forma de vida, tienen vía libre para explotar la tecnología que empaquetan en su interior en forma de acelerómetro, giroscopio, brújula, GPS, barómetro, monitor cardiaco, sensores que tratan con luz ambiental, con la temperatura de la piel y demás. Intentar mantener una vida sana, y controlada, gracias a los datos en tiempo real nunca fue tan fácil. Tanto es así que en Juniper Research pronostican que la predominancia del fitness en esto de los wearables para llevar en la muñeca continuará patente hasta, por lo menos, 2018.
¿Qué se ha logrado ya? Ciertos avances en materia de comunicación con máquinas respaldan a los smartwatches para que soporten voz, capten el contexto de una conversación y la sigan, aporten sugerencias y se adelanten a las necesidades de los usuarios. Asimismo, han demostrado que pueden guiar a un conductor, pedirle a un coche que arranque o diga dónde está y tramitar pagos. Para ejemplo, Apple Pay. ¿Y qué es lo aún queda por hacer? Santiago Martínez echa en falta autonomía y funcionalidades. “Me gustaría poder hacer más cosas con el teléfono, es decir, que más aplicaciones integren opciones como ‘mandar un mensaje usando WhatsApp a fulanito’ o ‘escribir un tweet con Talon'”, reclama. “También me gustaría poder cambiar la frase de escucha activa de ‘Ok Google’ a otra que yo decidiese”.
¿Hacia dónde se dirige la innovación?
Partiendo de lo que ya sabemos qué es capaz la tecnología y de lo que a la comunidad le gustaría conseguir, ¿qué podemos esperar en materia de smartwatches? ¿Qué tipo de innovaciones están tratando de implementar los fabricantes? ¿Hacia dónde se dirige su empeño? “Nuestros esfuerzos en I+D siempre están enfocados hacia el diseño de productos que hagan mejor el día a día de nuestros usuarios”, responde Elías Fullana, director de Marketing de LG España, que apunta a que “los smartwatches como gadget son una tecnología relativamente nueva” y todavía por explorar. “El futuro”, concreta, “pasa por ofrecer una gama amplia de productos indicados para diferentes usos y capaces de satisfacer distintas necesidades”.
Su par en Qualcomm para España y Portugal, Eloy Fustero, promete que van “a continuar añadiendo funcionalidad a Toq mediante actualizaciones de software, incluyendo la integración con Qualcomm Life o el software Mobile 2net que anunciamos hace poco. Y, como no podía ser menos, ofrece a los usuarios del ecosistema 2net formas nuevas y atractivas para que los consumidores puedan gestionar su salud“. En sus proyectos entra colaborar “estrechamente tanto con los ecosistemas tradicionales como con los nuevos participantes en el sector para permitir que las nuevas oportunidades de producto se aprovechen de estas tecnologías líderes en la industria”.
En estos momentos, Fustero recuerda que “proporcionamos a marcas emergentes dispositivos infotainment o dispositivos de fitness basados en el diseño de Toq” y que “tenemos una posición privilegiada para poder ofrecer procesadores Snapdragon personalizados de baja potencia” en sistemas como Android Wear. Estos procesadores ya “están siendo utilizados en más de 10 diseños wearables en desarrollo actualmente, y muchos más que llegarán a través de una amplia gama de clientes OEM”. ¿Será alguno de ellos el que acabe marcando la diferencia en smartwatches? ¿Qué tienen que hacer los participantes de este mercado en ciernes para dar en el clavo? Existen una serie de claves.
“Los grandes ganadores serán, con toda probabilidad, aquellas marcas que puedan permanecer constantemente al día con los últimos desarrollos en moda y tecnología, mientras mantienen la estética que satisfaga a un amplio espectro de consumidores”, desvela James Moar, de Juniper Research, que incita a imitar la compatibilidad multiplataforma que ya se encuentra en pulseras como Huawei B1 Talkband y LG Lifeband Touch en vez de crear ecosistemas cerrados. Y es que “también es probable que las plataformas de smartwatch con sistemas operativos agnósticos, entre las que Pebble es el más destacado, den buen resultado gracias a un mayor mercado al que dirigirse”.
Intentar adivinar el futuro es una tarea complicada, e incluso temeraria, pero hay ciertas expectativas. Moar apuesta igualmente por tendencias como el desarrollo de relojes que no dependan tanto de los teléfonos, siguiendo la estela de Samsung Gear S y Sony SmartWatch 3. Eso sí, matiza que “es poco probable que evolucionen hacia dispositivos totalmente independientes porque esto requeriría de grandes pantallas para mostrar la información, lo que repercute negativamente en la estética del reloj y aumentaría la demanda de la batería, que ya es un problema clave en los smartwatches”. La batería, por tanto, es un aspecto a revisar para evitar “otro dispositivo que te obliga a girar alrededor de sus necesidades”.
Lograr mayor autonomía es un punto en el que incide otro experto en esto de las valoraciones, Ramon T. Llamas, de IDC, y que aparece entre las principales preocupaciones de los usuarios. Nos la ha señalado el desarrollador Santiago Martínez al añorar “3 o 4” días de duración más, pero también el director de marketing de Worten, Luis Rodríguez Hernández, y la directora comercial de Fnac, Belén Vázquez. Esta última nos confirma que las explicaciones que dan a quienes acuden a sus tiendas, “aparte de clarificar las funcionalidades del dispositivo, se centran más en la duración de la batería, hoy por hoy un problema no 100% resuelto. Actualmente duran de uno a tres días y ello obliga a tener otro dispositivo más en casa a cargar junto al smartphone. De hecho, creemos que esto ha llevado a que mucha gente todavía no se haya decidido a probar con un smartwatch esperando mejoras futuras”, aventura Vázquez.
Hernández declara que, “aunque los clientes cada vez son más autodidactas tecnológicamente gracias a Internet, sigue habiendo muchas dudas”. Así, “preguntas como compatibilidades con otros dispositivos, duración de la batería, la cámara incorporada, medición del ejercicio físico o resistencia al agua, son frecuentes a la hora de elegir el modelo”. Por unas u otras cuestiones, “faltan varios años para un mercado sólido”, advierte Ramon T. Llamas, “sobre todo porque los smart watches todavía tienen que establecerse como un dispositivo que hay que tener. Todavía tienen que ganarse un puesto” con “una propuesta de valor clara”, “niveles de precio más bajos”, “pantallas más brillantes”, “mejoras de hardware para que parezcan realmente relojes”, no “dispositivos grandes y toscos”, y una evolución en “interfaces y experiencias de usuario”.
Presente y futuro en cifras
Esto nos lleva a la cuestión de si hay o no demanda. Si esto de los smartwatches es aún un fenómeno que se ve con escepticismo. Y si, al final, sobrevivirá con el paso de los meses y los años. “Existe una demanda real, impulsada sobre todo por los early adopters. Hay que darle más tiempo al público general para acercarse a los smart watches”, pide el propio Llamas. “¿Los necesitamos? Necesitamos un techo y alimento. Todo lo demás es un extra. Yo creo que nos volveremos hacia a los smart watches para simplificar nuestras vidas, de la misma forma en que recurrimos a los smartphones y otros dispositivos”, concluye. Y esta visión general es algo en lo que coinciden en las filas de Juniper Research y Canalys.
“Esperamos que los smart watches crezcan hasta convertirse en un mercado destacado en los próximos años, aunque llevará un tiempo para que su uso se haga mainstream”, comenta James Moar. “En la actualidad estos productos son muy vistos como accesorios tecnológicos, lo que está limitando su atractivo” y “así seguirá siendo hasta que puedan ofrecer beneficios tangibles”. Mientras, Daniel Mate rechaza la idea de que el smartwatch sea una moda pasajera. “Si bien aún no existe una necesidad en cuanto a smart watches, no es un problema que se mantengan como capricho durante un año o dos. Las ventas serán fuertes en un inicio simplemente por su factor cool”.
Durante la última campaña de Navidad, que se ha mantenido vigente desde finales de noviembre hasta el 6 de enero, día de Reyes, en la Fnac “se han vendido las mismas unidades que en los casi 11 meses anteriores”, nos detalla su directora comercial, Belén Vázquez, “lo que da una idea de la demanda creciente de smartwatches y del cada vez mayor surtido disponible”. Se trata de cifras que no se podían “prever hace un año”. Este fenómeno se deja notar en otros distribuidores, como Worten, cuyo director de marketing, Luis Rodríguez Hernández, lo ha constatado “paulatinamente durante los dos primeros trimestres del año. A partir del verano, la aceptación por parte del cliente ha aumentado a un ritmo aún más acelerado”. ¿Y en Navidad? Estos gadgets “han sido uno de los productos más demandados como regalo”, asegura.
Un informe elaborado por el británico Centre for Retail Research a instancias de Samsung ya dejaba caer que los wearables , smartwatches incluidos, podrían generar unos ingresos de 57,33 millones de euros en España durante las fiestas. En 2013 se habían facturado menos de 19 millones. Entre las marcas más exitosas en nuestro país se encuentran, según nos informan los distribuidores, Motorola, LG y la propia Samsung. De hecho, uno de los modelos más reclamados sería el Gear S. Aunque lo mejor todavía estaría por llegar, con un 2015 que se postula como el año de la wearable technology. Algunos como Vázquez esperan que “salgan diseños algo menos voluminosos y más ‘ponibles a diario'”.
Y otros como la consultora Gartner les auguran mayor futuro a los relojes deportivos que a las pulseras, con 21 millones de unidades colocadas frente a 17 millones. Esto significa que 2015 será el año del despegue de los smartwatches y que a lo largo de 2016 debería darse una paso adelante hacia su confirmación, cuando 4 de cada 10 dispositivos para llevar puestos a la muñeca sean, precisamente y de acuerdo con Gartner, relojes inteligentes. No se trata sólo de una cuestión de publicidad o de conocimiento generalizado acerca de este nuevo mercado. Al impulso de los smartwatches tendrán que colaborar otras cuestiones como la suma de más marcas, incluidas las de origen chino.
Por zonas geográficas, IDC considera que “los mercados occidentales son más receptivos, especialmente por consideraciones de precio” y Juniper Research apunta a Estados Unidos como “el mayor mercado para los lanzamientos ‘titulares’ de los grandes vendedores móviles”, en parte por “la ubicación geográfica de las empresas”. Canalys, por su lado, mete en la ecuación a EMEA (Europa, Oriente Medio y África) y APAC (Asia-Pacífico), especificando que, “al final, el crecimiento en APAC debería superar al crecimiento en EMEA”. Tire quien tire del mercado, “los smart watches son la categoría de wearables más importante y la principal oportunidad de crecimiento en la electrónica de consumo”, subraya su analista Daniel Mate, que cree que se acabarán distribuyendo “más de 28,2 millones de smart watches en 2015” y que, “con el tiempo, la categoría podría llegar a superar los 85 millones de envíos anuales en términos de volumen global”.
Galería de los principales modelos
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