En un discurso pronunciado ayer en Carolina del Sur como parte de su campaña para la elección como presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump propuso una peculiar medida para tratar de erradicar la radicalización que puede amenazar a quienes tienen acceso a Internet: pedirle a Bill Gates que “apague” Internet.
Literalmente Trump se refirió al fundador de Microsoft como “uno de los interlocutores que realmente saben lo que está pasando” y con quien “tenemos que hablar para cerrar de algún modo ciertas áreas de Internet”.
Lo primero que llama la atención de esas declaraciones es el concepto que tiene Trump tanto de Internet como de Bill Gates, como si este tuviera a su alcance el grifo que permite cortar el flujo de datos en la Red.
Lo segundo es que continuando con su discurso (y dando por hecho que técnicamente es factible “apagar Internet”, así, en general) el antiguo magnate de imposible aderezo capilar minimizó las quejas de quienes vieran en dicha medida una limitación a la libertad de expresión tildándoles de “necios” ante la amenaza que supone el que los ciudadanos puedan acceder a través de la Red a invitaciones a radicalizar su comportamiento, acudir a territorios controlados por el Daesh a combatir o adiestrarse para regresar posteriormente a atentar en su propio país.
Lo cierto es que según datos hechos públicos en julio de este mismo año por James Comey, director del FBI, se ha detectado a unos 200 estadounidenses que han intentado unirse a la organización terrorista Daesh, en contraste con los más de 4.000 combatientes que han luchado en dicho bando procedentes de Europa.
Dejando a un lado que se trata de comportamientos sobre los que las agencias de seguridad deben mantener unas precauciones adecuadas, resulta preocupante que un candidato a un puesto tan importante defienda medidas no solo tan radicales sino además tan inconcretas como técnicamente complicadas de llevar a cabo (una vez especificado a qué se refiere con “cerrar Internet”). ¿Se trataría de bloquear el acceso de forma completa como sucede en Corea del Norte, que permanece totalmente aislada de Internet? ¿Se bloquearían determinadas plataformas, redes sociales o servicios, como sucede en China? ¿Serían determinados individuos quienes verían coartada su libertad para acceder a la Red? ¿Se haría responsable a redes sociales o plataformas como YouTube de los contenidos publicados por algunos usuarios si muestran síntomas de radicalización?
Y lo más preocupante de todo… ¿puede realmente Bill Gates “cerrar Internet”?
vINQulo
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