Quizás la fuerza de los hechos o quizás que todas las burbujas acaban estallando algún día. No todos los negocios que iniciaron su andadura al calor de la burbuja (que ahora los especialistas fechan con un inicio claro en 1995) tenían porqué acabar siendo rentables.
El mercado, tras un fin de semana de parón y reflexión,
no retomó la tendencia alcista del cierre del día 10. Poco después Microsoft fue acusada formalmente de ser un monopolio, lo que hizo temblar a todo el sector tecnológico.
Algunas de las aventuras que habían protagonizado OPV asombrosas simplemente se despeñaron: en 2001, eToys pidió la protección por bancarrota.
Los
inversores empezaron a pensarse mejor en quien invertían y a quien daban la mano, lo que creó una mayor escaseza de capitales en el mundo de las nuevas tecnologías. El mercado simplemente se resintió y las cotizaciones
locas llegaron a su fin.
Las consecuencias de la burbuja puntocom y su posterior estallido están lejos de haber sido flor de un día y sobre todo flor de año 2000. AOL se
separó de Time Warner todavía en 2009 y Lycos o GeoCities, apuestas totalmente de los tiempos de la burbuja, han llegado con problemas pero han llegado al fin de la década.
Las caras de los culpables, en el siguiente reportaje