El lento despliegue de infraestructura pública de carga frena al vehículo eléctrico
La escasa agilidad en el despliegue de infraestructura pública para la carga de vehículos eléctricos está frenando su avance. Aunque el número de instalaciones se triplicará en el próximo lustro, habrá más del doble de cargadores privados que públicos.
El desarrollo de una adecuada infraestructura de carga es fundamental para la implantación del vehículo eléctrico. Aunque la autonomía de algunos coches ya es considerable, muchas personas todavía miran el automóvil eléctrico con reticencias cuando tienen que realizar trayectos largos.
La escasez de puntos de recarga de uso público obliga a planificar el viaje con antelación, teniendo en cuenta posibles paradas, el tiempo necesario para acumular la energía precisa para llegar hasta el destino, etc.
Además, la falta de una mejor infraestructura pública de carga obliga a los fabricantes de automóviles a centrar su innovación en el aumento de la autonomía de los vehículos, algo que no sería tan importante si los usuarios tuvieran un cargador casi a cada paso, al menos en los entornos urbanos, como sucede con las gasolineras.
Así pues, los expertos del sector denuncian que la falta de una adecuada infraestructura pública de carga está limitando severamente la adopción del vehículo eléctrico en entornos urbanos. Aunque los puntos de carga se triplicarán en el próximo lustro, alcanzando los 45 millones de cargadores en todo el mundo en 2027 (14,2 millones en 2023), se detecta una brecha significativa entre la adopción de cargadores públicos y domésticos, ya que en aquel año habrá más del doble de equipos de carga domésticos que cargadores públicos, según los datos del informe ‘EV Charging: Key Opportunities, Regional Analysis & Market Forecasts 2023-2027’, elaborado por Juniper Research.
El estudio hace hincapié en que las iniciativas actuales de los gobiernos no son suficientes para acelerar la adopción del vehículo eléctrico y señala que se necesitan nuevos modelos comerciales e innovadores dentro en el ámbito de la carga.
“Está claro que las iniciativas de los reguladores, como exigir que se agreguen puntos de carga a los nuevos edificios, son insuficientes por sí mismas para implementar la infraestructura de carga a una escala lo suficientemente amplia como para generar beneficios ambientales. Las redes de carga de vehículos eléctricos deben trabajar en conjunto con las autoridades de la ciudad y entre sí para identificar la mejor manera de llenar los vacíos en la infraestructura de carga o la adopción de vehículos eléctricos seguirá siendo limitada”, declara Nick Maynard, coautor de la investigación.
Además, la consultora considera que existe una excesiva fragmentación de las redes de carga, que genera confusión entre los usuarios y limita la adopción del vehículo eléctrico, si bien reconoce el efecto positivo que puede tener la apertura de la red Supercharger de Tesla.
Especifica que la existencia de diferentes tarifas de carga, sistemas de pago y requisitos de acceso está perjudicando el entusiasmo del consumidor, lo que limita la expansión de los automóviles a batería.
De este modo, remarca que las redes de carga de vehículos eléctricos deben simplificar las redes y desarrollar la interoperabilidad para mejorar la experiencia. En este sentido, puntualiza que se necesita la acción del regulador para armonizar los sistemas.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que la falta de cargadores públicos no es el único factor que está ralentizando la adopción del vehículo eléctrico. Por ejemplo, alrededor de dos tercios de los británicos y de los estadounidenses indican que su alto precio es la razón por la que no se han animado a comprar un coche a batería, según los datos de Juniper Research. Y también se ven disuadidos por la vida útil de las baterías. De hecho, casi la mitad de ellos afirman que optarían por un vehículo eléctrico si se aumentara su longevidad.