Descubren que el virus ébola puede sobrevivir en los ojos
Se trata de Ian Cozier, uno de los médicos de la Organización Mundial de la Salud que estuvieron tratando de combatir al ébola en Sierra Leona, donde se contagió en 2014 siendo trasladado a Estados Unidos de América donde un tratamiento logró salvarle la vida y eliminar el virus de su cuerpo.
Pero como en los cómics de Asterix cuando se relataba aquello de que toda la Galia había sido ocupada por los romanos (¿toda? no, un pequeño pueblecito resistía la invasión) en este caso también ha existido un pequeño acantonamiento de irreductibles virus del ébola alojados en un lugar tan infrecuente como el ojo.
Dos meses después de recuperarse de la infección de ébola, Crozier comenzó a experimentar un insoportable ardor en uno de sus ojos, a lo que se añadió hipersensibilidad a la luz, visión borrosa y la incómoda sensación de tener algo en el ojo izquierdo, que además experimentó un aumento de presión interna que incluso llegó a amenazar la visión.
Tras diagnosticársele una fuerte inflamación ocular se llevó a cabo una toma de muestras del humor acuoso (fluido interno del ojo) y el resultado del análisis no pudo ser más sorprendente: existía presencia de virus del ébola. Posteriores análisis confirmaron que la presencia no estaba en las lágrimas de Crozier o en la superfice externa del globo ocular sino en el interior del ojo.
Los acantonamientos víricos suelen tener lugar cuando los virus localizan una parte del cuerpo especialmente aislada del sistema inmunitario, lo que aprovechan para instalarse en dicho lugar y replicarse aunque sin extenderse hacia el resto del organismo precisamente por este carácter aislado del emplazamiento. Esta sería la razón de que incluso seis meses después de haber desaparecido la infección de ébola aún puedan detectarse rastros del virus en el semen, a pesar de que su sangre esté limpia de su rastro.
El tratamiento que se ha aplicado a Crozier para eliminar el ébola de su ojo ha consistido en un antiviral experimental y esteroides para combatir la inflamación.
vINQulo
The New England Journal of Medicine