Y es que una de las grandes preocupaciones de los científicos es el desarrollo de soluciones tecnológicas eficientes, capaces de obtener energía de su entorno para funcionar de forma autónoma y sin necesidad de batería integrada, y ahora parece que unos investigadores holandeses han logrado su fin, un sensor de temperatura de dos milímetros cuadrados, que es capaz de funcionar sin necesidad de batería integrada, ya que obtiene la energía que necesita de las ondas de radio que componen la red inalámbrica a la que se conecta.
Es decir, que aprovecha la energía que produce el router cercano, aunque de momento su rango es de tan sólo unos tres metros, por lo que su autonomía es hoy por hoy muy limitada, y lo hace inviable en entornos reales, sin embargo dentro de un año esperan aumentarlo hasta casi los cinco metros.
En un futuro no muy lejano, podríamos ver multitud de soluciones equipadas con este tipo de sensores, sobretodo si atendemos a su coste de fabricación, menos de veinte céntimos por unidad.
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