Básicamente, los ingenieros han logrado que los chips recolecten energía de la luz natural, el calor y las vibraciones.
De momento, el principal reto al que se enfrentan los científicos es conseguir que se puedan combinar esas tres fuentes de energía de forma conjunta en un solo chip.
En ese sentido están trabajando en un nuevo diseño que de hacerse realidad permitirá llevar esos chips a los dispositivos móviles e implantarlos para tareas de comunicación inalámbrica de datos o como fuente energía para pantallas de bajo consumo.
La idea es que con la luz del sol o aprovechando las vibraciones de una carretera se pueda recargar la energía de manera sencilla.
Por el momento otro hándicap es que la cantidad de energía producida es todavía muy pequeña, ya que a través de las vibraciones se han logrado valores de cinco voltios, el apartado fotovoltaico apenas aportó entre 0,2 y 0,5 voltios, y con el calor únicamente se añadieron 0,15 voltios.
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