García, natural de Atlanta, dice que en octubre de 2005 su hijo menor utilizó la tarjeta de crédito para comprar una suscripción anual a Xbox Live Gold, por lo que pagó 50 dólares.
Un año después, el servicio se renovó automáticamente cargándole otros cincuenta dólares a través de la tarjeta. Esto provocó una penalización del banco de 35 dólares, ya que la tarjeta en esta ocasión no tenía fondos.
La denuncia presentada por García dice que Microsoft “ha inducido de forma fraudulenta a una relación contractual para los servicios de Xbox Live”. Alega que la empresa de software viola las leyes de Georgia al permitir que un menor firme por un servicio y no informarle de la renovación a tiempo.
Microsoft envía un mensaje de confirmación a la dirección desde la que se ha hecho la compra. Envía además mensajes notificando la renovación un mes antes de que finalice la suscripción a Xbox Live Gold. La política de renovación también aparece en la lista de condiciones del contrato cada vez que se hace una nueva compra.