Delitos online
España ve proliferar la estafa que usa la suplantación de páginas Web para engañar a usuarios.
Estas últimas semanas se ha hablado mucho del phising. Esta técnica consiste en simular páginas de entidades para obtener datos que permitan robar a los usuarios. Varios bancos y entidades ya han sido objeto de este sistema de robo y se prevé que a lo largo del año siga en aumento.
Lo cierto es que nos hallamos en una fase de dura competencia entre los sistemas de protección y la habilidad de los delincuentes para obtener dinero de forma fraudulenta. Según informaciones de las autoridades un gran porcentaje de estos timos proviene de Europa del Este, y este es un hecho que conviene destacar.
A nadie se le escapa que Internet no sólo supone la globalización de las comunicaciones y del trasvase de la información, sino también la mundialización de la delincuencia. Un ladrón puede estar sentado cómodamente en su butaca mientras está timando miles de euros a miles de incautos usuarios que se hallan a miles de kilómetros.
Internet exige cambios en las mentalidades. Los ladrones son los primeros que parecen haberse dado cuenta de ello pues aprovechan al máximo sus capacidades tecnológicas para rebasar fronteras y poder escapar de jurisdicciones y legislaciones que les pueden ser mucho más adversas.
Llegados a este punto hallamos que la existencia de las fronteras es uno de los principales escollos para resolver estos delitos. Ya no tanto en un sentido literal como metafórico. Los gobiernos y las soberanías son cada vez más figuras arcaicas que administran interesadamente recursos transnacionales con perspectivas decimonónicas.
Un verdadero desarrollo de Internet pasa por un cambio profundo en las estructuras de poder. Ahí es donde se encuentra una de las brechas digitales que más dificulta el afrontar los verdaderos retos que supone Internet. Una brecha probablemente insalvable en el mundo tal y como es hoy, un mundo abierto al delito online de cualquier cariz.