La entrada de Facebook en el mundo del vídeo fue rápida, pero ocurrió de forma tan fluida que es difícil fijar la fecha en la que de pronto los vídeos que se compartían en la red social ya no eran en su mayoría enlaces de YouTube, sino vídeos nativos subidos directamente a Facebook. Pero ese cambio ocurrió, como es evidente en cuanto se entra en el feed de la red social y se hace un recuento de los vídeos que aparecen. Son ya casi mayoría, y los enlaces a YouTube muy puntuales, restos de usuarios que se resisten a cambiar de costumbres.
Pero Facebook todavía no está satisfecho totalmente con su papel dentro del mundo del vídeo, como demostró esta semana al anunciar el lanzamiento de Watch (de momento solo en Estados Unidos), una nueva plataforma a la que los usuarios pueden subir vídeos creando una especie de series a las que otros se pueden suscribir. Y, aunque en Facebook dejan claro que se trata de una plataforma a la que cualquiera puede subir contenido, está muy claro que buscan sobre todo vídeos profesionales.
¿Qué compañías deberían estar temblando? ¿Netflix? ¿YouTube? La primera está claro que no: Facebook quiere atraer a creadores de vídeo que suban sus contenidos, Netflix funciona de forma totalmente distinta, como plataforma a la que los usuarios pueden acudir para ver películas y series tradicionales, pero no subir sus propias creaciones. YouTube, en cambio, sí debería vigilar lo que ocurra con Watch muy de cerca.
Las ventajas de Facebook son muchas, pero se pueden resumir en dos principales: una audiencia de 2.000 millones de usuarios que ya entran en la red social de forma habitual (y que, si se diseña todo bien, entrarán también a Watch) y sobre todo un conocimiento muy profundo de esos usuarios que permite personalizar al máximo los contenidos que se le ofrecen. Además, el extra de tratarse de una red social permite a los usuarios charlar con sus amigos mientras ven algún vídeo en directo, algo que en YouTube es mucho más complicado.
La ventaja con la que cuenta Facebook está clara, pero YouTube también cuenta con sus propias bazas. La principal: es sinónimo de vídeo. Cuando un usuario quiere ver un vídeo, ya sea un clip de una serie o película, un tutorial o un videoclip, el primer lugar en el que busca es YouTube. Facebook no funciona así (y Watch tampoco lo hará): es muy complicado encontrar un vídeo determinado, los vídeos que se ven son los que la plataforma te sugiere y muestra. En Watch habrá un poco más de dirección, ya que los usuarios se pueden suscribir a “series”, al igual que en YouTube es posible suscribirse a canales, pero el trono de “lugar al que se va a ver vídeos” seguirá siendo de la plataforma de Google.
Los que más notarán la amenaza podrían ser los más insospechados. Como apuntan en Slate, Twitter podría ser la más afectada: como segunda pantalla oficial del mundo, el lugar por excelencia en el que se comentan contenidos que se están viendo en directo en la televisión u otra pantalla, había empezado a intentar unificar la experiencia ofreciendo vídeos en directo también. Que desde la app de Twitter se pudiese no solo comentar, sino también ver. Facebook Watch sí es aquí una amenaza real.
Twitter, además, sabe ya de primera mano lo que significa que Facebook lance una copia de algo que ya ofrecías tú. El vídeo en directo era territorio de la red de microblogging gracias a Periscope, pero entonces llegó Facebook Live y se lo comió todo. Ahora solo queda esperar para ver el efecto que tiene Watch. De momento estamos viendo cómo la ola se forma y crece. ¿Quién sobrevivirá al tsunami?
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