Tecnologías como las aplicaciones móviles, los wearables y el Internet de las Cosas están impulsando una de las mayores transformaciones en el sector de la salud. La posibilidad de contar con información y datos de los pacientes en tiempo real puede suponer una gran ventaja para familiares, doctores y equipos de investigación. Sin embargo, también conlleva numerosos riesgos para la privacidad. Es un tema que no podemos pasar por alto en un día como hoy, el Día Internacional de la Protección de Datos.
El año pasado fue especialmente preocupante en este sentido al producirse brechas de datos masivas en la industria del healthcare. Los ataques a las compañías de seguros de salud Premera Blue Cross y Anthem durante el primer trimestre afectaron a millones de personas.
El informe 2016 Healthcare Breach Report, elaborado por el especialista en acceso a la nube Bitglass, asegura que solo en EE.UU 111 millones de individuos sufrieron fugas de datos debido a ataques de los hackers y a otros incidentes informáticos. El 98% de las fugas fueron debida a hackeos a gran escala que tenían por objetivo al sector de la salud. Los ciberdelincuentes empiezan a estar muy interesados en hacerse con datos médicos.
“El aumento del 80% de los ataques de brechas de datos en 2015 pone de manifiesto que los hackers están apuntando a la asistencia sanitaria con ataques a gran escala que afectan a uno de cada tres estadounidenses”, ha señalado el CEO de Bitglass, Nat Kausik. “A medida que la revolución IoT agrava el problema con los datos de los pacientes en tiempo real, las organizaciones de salud deben abrazar innovadoras tecnologías de seguridad de los datos para satisfacer el cumplimiento de los requisitos de seguridad”.
¿Por qué este creciente interés de los hackers por el mundo de la healthcare? El incremento de los ataques a información de salud protegida (PHI), la cual incluye datos como el número de la Seguridad Social, los datos de registros médicos y la fecha de nacimiento, tendría una explicación muy sencilla: esta información tiene un gran valor en el mercado negro. Los ciberdelincuentes pueden usarla también para acceder a atención médica haciéndose pasar por la víctima o realizar extorsión a las empresas.
El informe de Bitglass subraya la indefensión de los pacientes ante estas fugas. Cuando a una persona se le roba la tarjeta de crédito, siempre puede llamar al banco y hacer un bloqueo, poniendo fin a todas las transacciones. Sin embargo, las víctimas no tienen demasiadas opciones para evitar males mayores cuando su información de salud protegida queda expuesta de alguna manera.
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