Cuestión de lenguas
El español ha ganado puntos, pero todavía tiene que luchar por la supervivencia en ciertos entornos informáticos.
Hace unos años, había cierta presión para que el software que se distribuyera en España se localizara y los usuarios encontraran tan castizo un videojuego como Rinconete y Cortadillo. El software de ofimática, con sus más y sus menos, comprendió pronto la situación. Si un empleado tenía ya que aprender a utilizar una aplicación desconocida, no se le podía pedir que además se hiciera con otro idioma. El inglés quedó residualmente en los atajos de teclado de algunos programas, pero nadie se preguntaba por qué ?Ctrl+A? significaba seleccionar todo, así que casi fue peor cuando llegó el ?Ctrl+E?. En los videojuegos el cambio ha sido radical, en lo que ha tenido mucho que ver la madurez de la industria. Ahora sólo algunos distribuidores de menor calado se atreven a importar material en inglés y a colocarlo tal cual en las tiendas. Seis o siete años antes se comentaba como punto negativo de un videojuego el hecho de que no estuviera localizado, y las críticas han tenido su efecto. Las críticas y unos ingresos que permiten a las distribuidoras darse algunas alegrías. Sin embargo, algunos factores han echado para atrás esta tendencia. El más importante de ellos es Internet. VNU lanzó hace apenas un par de semanas la versión española de la web inglesa The Inquirer. Las primeras impresiones fueron muy variadas, aunque hubo muchos lectores que se quejaron, como se puede comprobar en los comentarios incluidos en la web. Entre otras cosas, les traía al fresco que la web estuviera en castellano. Los usuarios de Internet no le tienen miedo al inglés: están acostumbrados a él. Se saben manejar con el pitinglis y ya no es prioritario para ellos que esté en nuestro idioma. También se debe a la influencia del software libre. Las aplicaciones open source admiten modificaciones de sus usuarios, entre las que están las traducciones al castellano. Sin embargo, pocas de ellas son exhaustivas y ninguna completa, por lo que por mucho que parezcan localizados, los programas open source obligan a cierta comprensión del inglés. El lenguaje tipo Esperanto-Blade Runner cada vez está más cerca.