Del autor de Espeonza Aguirre sólo se sabe que es madrileño, usa gafas de pasta, ronda los 35 y trabaja en el mundo de la televisión. El resto queda en el anonimato. Todo, salvo sus tweets, que ya son leídos diariamente por más de 244.000 personas.
Todo empezó la jornada previa a las elecciones del 20-N, cuando Espeonza hizo su presentación con un escueto “Me desorino” como descripción de perfil y un tweet que rezaba: “Como es jornada de reflexión, voy a reflexionar sobre a quién votar. JAJA no. Es broma. Votaré a Mariano. Aunque le odie. Que le odio”.
Desde entonces, ese JAJA ha sumado una tercera sílaba y se ha convertido en el elemento identificativo de una cuenta llena de sátira y humor que ya casi triplica los 85.000 seguidores de la auténtica Esperanza Aguirre. De hecho, tanta popularidad ha llevado a muchos a augurar una muerte prematura de Espeonza, pero el entorno de la presidenta madrileña ya señaló en su día que a ésta no le parece mal la existencia del clon, por lo que no exigirá a Twitter su bloqueo.
Conviene recordar, en este sentido, que la red social admite la suplantación de identidad en aquellas cuentas que tengan un fin paródico y, por tanto, no confundan o engañen a los demás usuarios, y tampoco traten de hacerlo. Para ello, Twitter sugiere que se deje muy claro en la información del perfil “que el creador de la cuenta no es la misma persona que el personaje parodiado”, explica la abogada de Prodat Catalunya María Loza, para lo que basta con incluir en el nombre “palabras como ‘no soy’, ‘falso’, etc., o en la biografía ‘cuenta de parodia’ o ‘cuenta de fans’”.
Por su parte, Samuel Parra, socio de ePrivacidad, explica que la diferencia entre la parodia y la suplantación de identidad (figura que el artículo 401 del Código Civil recoge como usurpación del estado civil) consiste en que en el segundo caso existe el ánimo de actuar como si se fuese otra persona usando sus derechos y acciones, “por ejemplo, obrando como si uno fuera otro para cobrar un dinero que es de éste, o actuando en una reclamación judicial haciéndose pasar por otra persona”.
Por todo ello, no parece que la cuenta de Espeonza Aguirre vulnere las normas de uso de Twitter y mucho menos la legislación española vigente, ya que ni usa el mismo nombre que la presidenta madrileña en su perfil real, ni tiene intención de suplantarla. Sin embargo, la ausencia en la cuenta de Espeonza de un mensaje advirtiendo del carácter paródico de la misma podría haber facilitado su cierre en caso de haber sido denunciada, como ya ocurrió con otras cuentas humorísticas que suplantaban a importantes personajes políticos.
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